Nº de versos | Rima | Estructura | Nombre |
2
|
C
|
AA, aa, Aa, aA | Pareado |
3
|
C
|
ABA, BCB... ABC, ABC... | Terceto |
3
|
C
|
aba, bcb... abc, abc... | Tercerilla |
3
|
A
|
a-a | Soledad (soleá) |
4
|
C
|
ABBA | Cuarteto |
4
|
C
|
ABAB | Serventesio |
4
|
C
|
abba | Redondilla |
4
|
C
|
abab | Cuarteta |
4
|
C
|
AAAA | Cuaderna vía |
4
|
A
|
7- 5a 7- 5a (otras combinaciones) | Seguidilla |
5
|
C
|
ABABA, ABAAB, ABBAB, AABAB, AABBA | Quinteto |
5
|
C
|
Ababa, abaab, abbab, aabab, aabba | Quintilla |
5
|
C
|
7a 11B 7a 7b 11B | Lira |
6
|
C
|
A gusto del poeta (arte mayor) | Sextina |
6
|
C
|
A gusto del poeta (arte menor) | Sextilla |
6
|
C
|
8a 8b 5/4c 8a 8b 5/4c | Copla manriqueña |
7
|
C
|
A gusto del poeta (arte mayor) | Septina |
7
|
C
|
A gusto del poeta (arte menor) | Septilla |
8
|
C
|
ABBAACCA | Copla de arte mayor |
8
|
C
|
ABABABCC | Octava real |
10
|
C
|
abbaaccddc | Décima |
martes, 28 de noviembre de 2017
Cuadro métrica española
martes, 30 de mayo de 2017
La narrativa del Boom: Cortázar, García Márquez y Vargas Llosa.
Introducción.-
El
llamado Boom
es la consagración de un modelo novelístico propio de la literatura
hecha en la América española que supone las primeras
manifestaciones ajenas a los modelos europeos y que buscaban la
creación de una literatura propia. Antes de recibir esta
denominación, el crítico A. Rama y el escritor C. Fuentes se
refirieron a este fenómeno como “Nueva Novela”, entendiendo por
tal un conjunto de novelas de gran calidad artística y sorprendente
originalidad, que surgen en distintos países hispanoamericanos. Para
Estébanez Calderón, esta nueva novela presenta algunos rasgos que
permiten definirla:
1.- Una nueva
concepción del referente geográfico respecto a la anterior novela
regionalista e indigenista: predomina el espacio urbano sobre el
rural (incluso muchos escenarios se desplazan a Europa, a ciudades
como París, sobre todo, o Barcelona); también se inventan espacios
propios, al estilo de Faulkner, como Comala, Macondo o Santa María.
2.- El tratamiento
de los aspectos sociales y políticos se enfocan desde la tensión
del hombre con el medio, insertándola en un nivel de creación en el
que prima lo imaginario y lo mítico: estos narradores tratan de
descubrir, en las vivencias de sus personajes, situaciones y
problemas que afectan al ser íntimo del hombre, con lo que dicha
problemática es contemplada desde una perspectiva universalista y
existencial.
3.- Innovación
formal: estos novelistas incorporan a sus obras las aportaciones de
los autores europeos y norteamericanos, como la creación de espacios
imaginarios con resonancias míticas (Faulkner, ya mencionado), la
técnica del diálogo sin interlocutor (V. Woolf), el tratamiento de
la secuencia temporal (Proust, Joyce), o la técnica del monólogo
interior (fundamentalmente Joyce).
4.- El tratamiento
del lenguaje: el narrador parte del lenguaje oral para crear una
lengua escrita que pudiera ser característica de la idiosincrasia de
la cultura hispanoamericana1.
Practican un ejercicio de experimentación verbal a través de la
creación de neologismos, distorsiones morfosintácticas y
semánticas, juegos con la ambigüedad y polisemia del léxico,
recreación paródica de lenguajes profesionales y determinados
sociolectos, jitanjáforas, etc.
Pero, es preciso
referirse a distintos autores y modelos previos que podrían explicar
esta explosión literaria:
La literatura
costumbrista, del XIX, que pretende documentar tipos y escenas
pintorescos, al tiempo que censurar vicios y defectos sociales, como
en Martín Rivas, del chileno Alberto Blest Gana.
La novela
indigenista se identifica con textos cuyo espacio se sitúa en el
entorno de la cordillera andina, donde el tipo racial preponderante
es el indio, y que abarca amplias zonas de Bolivia, Ecuador y Perú.
El problema con los novelistas de esta corriente es que, al igual que
los poetas gauchescos, no pertenecían a la comunidad sobre la cual
escribían, sus orígenes se encontraban en las clases media y alta.
Una de las obras más conocidas de este tipo de novela es Huasipungo,
de Jorge Icaza2.
En la novela
regionalista el medio sobre el que se construye la historia es la
pampa argentina, el llano de Venezuela y de Colombia. En ocasiones la
naturaleza es selvática, como en la segunda parte de La vorágine
de José Eustasio Rivera. Muy conocida es Segundo Sombra, de
Ricardo Güiraldes, que se desarrolla en el mundo del gaucho, en las
llanuras donde se cría el ganado. El estilo destaca más por su
preciosismo literario y por su sonoridad que por ser un intento de
expresión a la altura de los ambiciosos temas descritos. No existe
tampoco la voluntad de encontrar una estructura conveniente a las
novelas, sino que la descripción del caos y la violencia se
supeditan estructuralmente a una secuencia lineal convencional3.
La novela de la
Revolución mejicana, que abarca el periodo de 1910 a 1915, años en
los que se producen los distintos levantamientos revolucionarios
comandados por los conocidos Zapata y Pancho Villa. Estas obras
ofrecieron, por vez primera, una visión compleja y ambigua de la
realidad hispanoamericana. La más notable de las novelas que se
fijan en estos años es Los de abajo (1915) de Mariano Azuela.
Y autores como el
argentino Roberto Arlt (1900-1942), quizá el primero que intentó
recurrir a un modo distinto (posteriormente muy utilizado) de escapar
al realismo convencional para ahondar más profundamente en los
problemas políticos y sociales de su país: este modo fue la
fantasía. Entre sus obras más conocidas están Los lanzallamas
o Los siete locos.
Pero también es
notable el influjo que ejercen en estos autores los grandes
novelistas del siglo XX, como Proust, Kafka, Joyce4
o (muy especialmente) William Faulkner5.
Julio Ortega,
refiriéndose a estas novelas del boom, escribe: “La novela
no es más que el amplio espacio discursivo que permite explayarse
cómodamente al autor dedicado a hacer el prolijo registro de un
mundo, proyectándolo en el que arma. Más bien, la nueva novela
latinoamericana es un género en ensayo, en revisión profunda y
amplia: mientras se va haciendo hace también su propia crítica,
duda de sí misma, se plantea como interrogante sobre el mundo no
como solución de este. Por eso la literatura renuncia a reflejar o
imitar la 'realidad': su capacidad crítica es otra, se basa ya no en
su determinismo sino en su condición de metáfora de esa realidad,
el lenguaje es aquí la historia”.
La nómina de
autores de relevancia en el ámbito de la narrativa hispanoamericana
del XX es tan amplia que justifica el término “boom” para
referirse a este fenómeno: Fuentes, Alejo Carpentier, Lezama Lima,
Cabrera Infante, Rulfo, Mujica Láinez, Uslar Pietri, Borges,
Cortázar, Onetti, Sábato, Donoso, Puig, Soriano, Vargas Llosa...
Julio
Cortázar (1914-1984).-
Nacido
en Bruselas, pero criado en Argentina, Cortázar muestra un interés
temprano por la literatura (con nueve años escribe una primera
novela). En 1932 fracasa en su intento de viajar a Europa en un barco
de carga. Se gradúa de maestro en la Escuela Normal y en 1934 acepta
un trabajo en la provincia de Buenos Aires. En los años siguientes,
publica algunos textos poéticos. Se incorpora a la Universidad de
Cuyo, en Mendoza, puesto que abandona en 1945 por el triunfo de
Perón. Regresa a Buenos Aires y completa los estudios de traductor.
En 1951 se traslada a París como traductor de la UNESCO y otros
organismos de las Naciones Unidas. Traduce las obras completas de
Poe. Visita Estados Unidos en 1960. Recibe la nacionalidad francesa
del presidente de Mitterrand. En 1984 fallece en París.
Julio Cortázar es
autor de una amplia obra, sobre todo narrativa, en la que destacan
sus libros de cuentos y sus novelas. Entre los primeros nos podemos
fijar en Las armas secretas (1959), Historias de cronopios
y famas(1962), Octaedro (1974) y Alguien que anda por
ahí(1977). Entre las segundas sobresale Rayuela(1963),
aunque no podemos dejar de referirnos a 62, modelo para armar
(1968) y Libro de Manuel (1973).
Rayuela, que
pasa por ser su más conocida, y lograda, novela se organiza de
acuerdo con dos posibilidades de lectura: “Una está dedicada al
“lector-hembra”, que busca la “novela rollo” porque puede
leerse de corrido sin mayores preocupaciones. Tal lectura acaba en el
cap. 56, comprende las partes I (“Del lado de allá”: París) y
II (“Del lado de acá”: Buenos Aires) según están impresas y
elimina la parte III (“De otros lados. Capítulos prescindibles”).
La otra lectura, dedicada al lector cómplice, comienza por el cap.
73 de la parte III y sigue saltando de una a otra parte, según el
tablero de dirección”6.
En la novela hay dos procesos simultáneos e inseparables: el primero
lo constituirían los esfuerzos de su personaje central, Oliveira,
por superar su estado de mero testigo intelectual de la vida, de
mantenerse alejado de la acción y limitarse a contemplarla; todo lo
que hace Oliveira responde al afán de ver el mundo de otro modo. El
segundo sería el esfuerzo cortaziano por desescribir la novela
convencional, luchando contra el mero escribir estético, lo
ornamental, los trucos y clichés aceptados7.
La novela mezcla los transcendental con lo trivial, los absurdo y la
locura, en un juego permanente. El humores un factor fundamental de
la obra de Cortázar.
62, modelo para
armar parte del capítulo 62 de Rayuela, y el propio autor
escribe: “...fue escrito como un tanteo... Se trataba de enfrentar
exteriormente la situación de un grupo de hombres alienados por sus
conductas y sus dramas personales... y, a la vez, interiormente y
como propósito esencial del libro, intentar una visión diferente de
la causalidad”. Los protagonistas, argentinos, franceses, un inglés
y una danesa, mantienen relaciones amorosas que los acercan y los
alejan por distintos motivos, por lo que Shaw sugiere que “el tema
auténtico de la novela tiene que ver con la superación de la
angustia por el amor”.
En Libro de
Manuel, Cortázar dice que intentó por primera vez “la posible
convergencia de una invención de ficciones con una militancia
ideológica”.
Gabriel
García Márquez (1928-2014).-
Nació
en Arataca, Colombia, el 6 de marzo de 1928. Se cría con sus abuelos
en su pueblo natal, hasta 1936. En 1940 se desplaza a Bogotá a
estudiar la secundaria en el colegio de los jesuitas. Comienza el
bachillerato en Barranquilla y lo termina en el Liceo Nacional de
Zipaquirá. En 1947 inicia estudios de Leyes en la Universidad
Nacional de Colombia, Bogotá, que acaba abandonando. En 1948 se
traslada a Cartagena, iniciando su carrera de periodista. En 1950 lo
encontramos en Barranquilla y en 1954 se integra en la redacción de
El
Espectador,
de Bogotá. Enviado como corresponsal a Europa y cerrado poco después
el diario, inicia una etapa de viajes que lo llevan a residir en
Roma, París, viajar por la Europa oriental, por el sur de Estados
Unidos, instalarse en Caracas, México, Barcelona... y vuelta a
Bogotá y México.
Su
obra es esencialmente narrativa. Sus primeras novelas, La
hojarasca (1955,
en la que nace Macondo), El
coronel no tiene quien le escriba
(1961) y La
mala hora (1962),
suponen el punto de partida de su obra más conocida, Cien
años de soledad (1967).
Esas tres primeras novelas, según Vargas Llosa, muestran el
individualismo, el fatalismo, la soledad y el inmovilismo de Macondo
y configuran una concepción pesimista de la existencia humana.
Cien
años de soledad
es la saga fantástica de siete generaciones de la familia Buendía.
Mito e historia concurren en la ordenación temporal y en la
disposición del relato. La herencia dicta una estructurada
distribución de los caracteres masculinos y femeninos que coincide
-y en ocasiones contradice- su identificación nominal en la serie de
José Arcadios o Aurelianos y otros personajes. La lectura de los
manuscritos de Melquíades duplica referencialmente la historia de
los Buendía y de la maldición que los aniquila. Escrita con
extraordinarias cualidades narrativas por una sola voz omnisciente,
concentra varias regiones de la imaginación que comprenden el
folklore y el carnaval entre las formas populares y la novela
política, antiimperialista, costumbrista, gótica, etc.8
Según Valverde, “La originalidad y la posible seducción de Cien
años de soledad
está en su carácter de “cuento”, de leyenda, a modo de relato
infantil o libro de caballerías. Pero su magia de metamorfosis y
exageraciones no es uniforme ni sigue la peculiar lógica del cuento
infantil o del libro de caballerías, sino que va por rachas, sin que
sepamos cuándo “vale” y cuándo “no vale”: un cura entra en
levitación; una bella joven asciende a los cielos; hay un ser humano
con alas, o con rabo de cerdo”. La novela ha sido vista por unos
como metáfora de la condición humana y por otros como una
exploración de la situación histórica de Latinoamérica, aunque
probablemente habría que conciliar ambos puntos de vista.
Para
Julio Ortega, “[...] el notorio éxito de Cien
años de soledad
radica en el hecho de que su evidente calidad es también un largo
elogio del lector. Esta es una novela que exige y obtiene lo mejor de
cada lector: lo encuentra en disponibilidad, la asalta y transmuta. Y
esto porque Cien
años de soledad
quiebra la razón, excita la fantasía, transparenta la sensibilidad,
exige el humor, convoca la piedad. Y reclama también un paralelo con
su esquema, ese siglo de episodios latinoamericanos cuyas vastas
posibilidades de dolor y felicidad concluyen en la muerte y la
destrucción, en el fin de un periodo y en la vecindad de un tiempo
otro, porque el mundo y el tiempo que esta novela relata está
cerrado, concluido. La historia de Macondo es la historia del
pasado”.
A
continuación publica El
otoño del patriarca
(1975), Crónica
de una muerte anunciada
(1981), El
amor en los tiempos del cólera
(1985), El
general en su laberinto
(1989), Del
amor y otros demonios
(1994) y Memoria
de mis putas tristes
(2004). En cuanto a sus cuentos, quedan recogidos en Los
funerales de la Mamá Grande
(1962), Isabel
viendo llover en Macondo
(1969), La
increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela
desalmada
(1972), El
negro que hizo esperar a los ángeles
(1972) y Ojos
de perro azul
(1972, que recoge sus primeros relatos).
Mario
Vargas Llosa (1936).-
Nació
en Arequipa (Perú), el 28 de marzo de 1936. Hizo sus estudios
primarios en Cochabamba (Bolivia). En 1945 regresa a Perú, a Piura.
Sigue su educación secundaria en el Colegio Militar Leoncio Prado,
en Lima, de 1949 a 1951, y termina sus estudios en Piura. Ingresa en
la Universidad de San Marcos, en Lima, para estudiar Letras. Recibe
una beca para hacer el doctorado en Madrid. Se instala en Francia,
donde trabaja como profesor y, al tiempo, como periodista de
France-Presse y de la Radiodifusión Francesa. Viaja a la Amazonia,
se traslada a Londres. Regresa a Lima (1973). En 1990 participa como
candidato a la presidencia de Perú. Es derrotado y regresa a
Londres.
El
libro de relatos Los
jefes9
inaugura su carrera literaria. En 1963 se publica La
ciudad y los perros10,
en la que se narran algunos episodios de las últimas semanas en la
escuela militar de un grupo de cadetes. Vargas Llosa hace una crítica
feroz de la sociedad peruana de la que el colegio es un microcosmos
casi perfecto. “Los temas de la novela -escribe Shaw- son los temas
que dominan todas las novelas de Vargas Llosa en su primera época:
la hipocresía, la violencia, la corrupción moral, el falso ideal
del machismo y el determinismo social”.
Su
segunda novela, La
casa verde (1966)11,
escrita con tono de fría distancia, aunque recurriendo a técnicas
narrativas que dejan al lector medio aturdido -como la superposición
y mezcla de dos diálogos que han tenido lugar entre los mismos
interlocutores, pero con un intervalo de veinte años12-.
Hay un contrapunto temático entre la selva de la Amazonía, donde
unas monjas buscan jóvenes indias para educar (que acabarán de
criadas o prostitutas), y un seco pueblo, de viento arenoso, donde
hubo un prostíbulo, “la casa verde”, que, mucho después, no se
sabe si fue tragado por las arenas o quemado por el cura. Pero no
llega a haber mito o nebulosidad: aun entre la técnica más
compleja, siempre aparece una realidad palpable y fotográfica13.
De
1969 es Conversación
en la Catedral,
que puede incorporarse al grupo de novelas políticas y que cierra el
primer periodo de su obra. Se muestra una época, los ocho años en
el poder de Odría, que envileció a toda una generación de jóvenes,
haciéndoles rechazar su condición de peruanos: “¿En qué momento
se había jodido el Perú?”, escribe en la primera página. Pero
todo está contado desde el punto de vista de la gente, de los que
sufren la apatía y el encanallamiento lento que impone la dictadura.
El tema de la novela no sería tanto la corrupción cuanto la
contaminación: la contaminación de todos por la sordidez moral en
que está fundado el régimen14.
En
1973 se publica Pantaleón
y las visitadoras,
un relato humorístico sobre la organización de un servicio de
prostitutas organizado por el ejército para satisfacer las
necesidades de los soldados destinados en la frontera amazónica. Se
utilizan aquí como elemento narrativo cartas, expedientes, recortes
de prensa o textos radiofónicos. Aparece después La
tía Julia y el escribidor
(1977) elaborada a partir del entreveramiento de elementos
autobiográficos y el caso de un folletinista de seriales
radiofónicos. En 1981 publica La
guerra del fin del mundo,
sobre la antigua rebelión brasileña encabezada por Antonio
Conselheiro. En 1984 publica Historia
de Mayta
y en 1986 publica ¿Quién
mató a Palomino Molero?.
Escribe
dos novelas eróticas, Elogio
de la madrasta
(1988) y Los
cuadernos de don Rigoberto
(1997), aunque el erotismo siempre está presente en la obra de
Vargas Llosa15.
De 1987 es El
hablador,
novela quizás un tanto lastrada por los elementos folklóricos que
la identifican y sirve de hilo argumental. Recupera a Lituma en el
premio Planeta de 1993, Lituma
en los Andes,
en la que transmite muy certeramente el clima de inseguridad en el
que ha instalado a Perú la guerrilla. Aparecen después tres
novelas con temas ajenos a Perú, que casi podrían calificarse de
novelas históricas, la excelente La
fiesta del Chivo
(2000), sobre el Santo Domingo del dictador Trujillo; El
paraíso en la otra esquina
(2003), en la que se narran dos vidas, la de Flora Tristán,
luchadora por los derechos de la mujer y los obreros, y la del
Gauguin que abandona su cómoda existencia para entregarse a la
pintura en Tahití; y la fallida El
sueño del celta (2010),
que da la impresión de cierta premura por ser publicada. En 2006
había publicado Travesuras
de la niña mala,
y de 2013 es la magnífica El
héroe discreto,
reivindicación de la dignidad individual y en la que nos
reencontramos con personajes de sus novelas eróticas ya mencionadas.
En 2016 aparece Cinco
esquinas,
novela que podría calificarse de política, que supone un ajuste de
cuentas del autor con la época de Fujimori, y en la que incide en la
degradación de una sociedad sometida a la impúdica, indecente e
impune dictadura de un poder omnímodo, pero del que los más
poderosos solo reciben salpicaduras. De algún modo se puede ver aquí
una relación con Conversación
en la Catedral.
Mario Vargas Llosa
es, en resumen y en definitiva, un escritor dotado hasta la
extenuación de la inventiva y de la técnica, un perfeccionista que
aúna en sus obras el ritmo trepidante de la novela de aventuras, la
intriga, el deseo de seguir leyendo, con una exquisitez formal nada
gratuita que se adapta a cada historia, que multiplica las
perspectivas, pero sin renunciar a la realidad. No debemos buscar
innovaciones caprichosas o justificadas por el ingenio, todo en la
narrativa de Vargas Llosa se pone al servicio de la historia,
buscando “la novela totalizadora”.
1Escribe
Cortázar: “Entre 1930 y 1950 el lector rioplatense leyó cuatro
quintos de la literatura mundial contemporánea en traducciones, y
conozco demasiado bien el oficio de trujumán como para no saber que
la lengua se retrae allí a una función ante todo informativa, y
que al perder su originalidad, se amortiguan en ella los estímulos
eufónicos, rítmicos, cromáticos, escultóricos, estructurales,
todo el erizo del estilo apuntando a la sensibilidad del lector”.
2D.
Estébanez Calderón.
3D.
P. Gallagher.
4Véase
tema XIV.
5El
aire legendario que Faulkner imprime a su paisaje, a sus personajes,
el tono de tragedia camino del mito, los excesos extremos de los
actos, las convicciones y la firmeza, la dignidad y la indignidad,
un cierto aire de historia fundacional, y el estilo reconocible
(como por ejemplo sus aclaraciones interminables entre paréntesis)
que cuando se nos hace familiar sentimos limpio y necesario. Su
influencia es evidente en García Márquez o en Onetti.
6Ana
María Barrenechea.
7Donald
L. Shaw.
8Cedomil
Goic.
9Ganador
del premio Leopoldo Alas y publicada en Barcelona en 1959.
10Premio
Biblioteca Breve 1962 y Formentor 1963.
11Aparece
aquí por primera vez uno de los personajes recurrentes en la obra
de Vargas Llosa, Lituma, miembro del extinto cuerpo de la Guardia
Civil de Perú.
12Esta
técnica la seguirá usando en su obra hasta la última hasta ahora
publicada, Cinco esquinas
(2016).
13J.
M. Valverde.
14Shaw.
15Véanse,
por ejemplo, Travesuras de la niña mala
(2006) o Cinco esquinas
(2016).
martes, 18 de abril de 2017
Poesía española: textos (XIII-XVI).
Siglo
XIII
GONZALO
DE BERCEO [1195-hacia 1268]
[Fragmento]
Señores y amigos, lo que
dicho habemos
palabra es oscura,
exponerla queremos;
dejemos la corteza, al
meollo entremos,
cojamos lo de dentro, lo
de fuera dejemos.
Todos cuantos vivimos que
con los pies andamos,
siquiera en prisión, o en
lecho yazgamos,
todos somos romeros que
camino andamos:
San Pedro dice esto, por
él os lo probamos.
Cuanto aquí vivimos, en
ajeno moramos;
la estadía durable arriba
la esperamos
la nuestra romería
entonces la acabamos
cuando al paraíso las
almas enviamos.
Siglo
XIV
SEM
TOB DE CARRIÓN [1290-1369]
No hay sin tacha cosa,
ni cosa sin zozobra,
ni sin fea hermosura,
ni sin luz no hay sombra.
Porque no hay pobre hombre
sino el codicioso;
ni rico sino hombre
con lo que tiene gozoso.
Por ende tal amigo
no hay como el libro;
para los sabios, digo,
que con los torpes no
libro.
El hombre torpe es
la peor alimaña
que en el mundo es:
no lo digo con saña.
No puede hombre haber
en el mundo amigo,
como el buen saber;
ni peor enemigo.
Si fuese el hablar
de plata figurado,
debe ser el callar
de oro afinado.
Porque todo hombre vea
que en el mundo cosa
no hay del todo fea
ni del todo hermosa.
Siglo
XV
JORGE
MANRIQUE [1440-1479]
[Fragmento]
Nuestras vidas son los
ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
allegados son iguales
los que viven por sus
manos
y los ricos.
[...]
Este mundo es el camino
para el otro, que es
morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar;
partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos.
Siglo
XVI
GUTIERRE
DE CETINA [1519-1554]
Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois
alabados,
¿por qué, si me miráis,
miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a
aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos
hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis,
miradme al menos.
GARCILASO
DE LA VEGA [1501-1536]
Escrito está en mi alma
vuestro gesto
y cuanto yo escribir de
vos deseo:
vos sola lo escribisteis;
yo lo leo
tan solo que aun de vos me
guardo en esto.
En esto estoy y estaré
siempre puesto,
que aunque no cabe en mí
cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no
entiendo creo,
tomando ya la fe por
presupuesto.
Yo no nací sino para
quereros;
mi alma os ha cortado a su
medida;
por hábito del alma misma
os quiero;
cuanto tengo confieso yo
deberos;
por vos nací, por vos
tengo la vida,
por vos he de morir, y por
vos muero.
[Estrofa]
Después que nos dejaste,
nunca pace
en hartura el ganado ya,
ni acude
el campo al labrador con
mano llena;
no hay bien que en mal no
se convierta y mude.
La mala hierba al trigo
ahoga, y nace
en lugar suyo la infeliz
avena;
la tierra, que de buena
gana nos producía
flores con que solía
quitar en sólo verlas mil
enojos,
produce ahora en cambio
estos abrojos,
ya de rigor de espinas
intratable.
Yo hago con mis ojos
crecer, lloviendo, el
fruto miserable.
CRISTÓBAL
DE CASTILLEJO [1490-1550]
Si en mirar con atención
mis ojos os ofendieron,
ved la razón que
tuvieron,
y el mal que a mi corazón
principalmente hicieron.
Y aunque yo de pesar
muera,
por ser causa de enojaros
esto quiero confesaros:
que por más daño tuviera
si dejara de miraros.
SAN
JUAN DE LA CRUZ [1542-1591]
¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más
profundo centro!,
pues ya no eres esquiva,
acaba ya si quieres,
rompe la tela de este
dulce encuentro.
¡Oh cauterio süave!,
¡oh regalada llaga!,
¡oh mano blanda!, ¡oh
toque delicado
que a vida eterna sabe,
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida la
has trocado.
¡Oh lámpara de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del
sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su
querido!
¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo
moras;
y en tu aspirar sabroso,
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me
enamoras!
FRAY
LUIS DE LEÓN [1527-1591]
Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
y con pobre mesa y casa,
en el campo deleitoso
con solo Dios se compasa,
y a solas su vida pasa,
ni envidiado ni envidioso.
Cuando contemplo el cielo
de innumerables luces
adornado,
y miro hacia el suelo,
de noche rodeado,
en sueño y en olvido
sepultado,
el amor y la pena
despiertan en mi pecho un
ansia ardiente;
despiden larga vena
los ojos hechos fuente;
la lengua dice al fin con
voz doliente:
“Morada de grandeza,
templo de claridad y
hermosura:
mi alma que a tu alteza
nació, ¿qué desventura
la tiene en esta cárcel
baja, oscura?
¿Qué mortal desatino
de la verdad aleja así el
sentido,
que de tu bien divino
olvidado, perdido,
sigue la vana sombra, el
bien fingido?
El hombre está entregado
al sueño, de su suerte no
cuidando;
y con paso callado
el cielo, vueltas dando,
las horas del vivir le va
hurtando.
¡Ay!, ¡despertad,
mortales!
Mirad con atención en
vuestro daño.
Las almas inmortales,
hechas a bien tamaño,
¿podrán vivir de sombra
y sólo engaño?
¡Ay!, levantad los ojos
a aquesta celestial eterna
esfera:
burlaréis los antojos
de aquesa lisonjera
vida, con cuanto teme y
cuanto espera.
¿Es más que un breve
punto
el bajo y torpe suelo,
comparado
a aqueste gran trasunto,
do vive mejorado
lo que es, lo que será,
lo que ha pasado?
Quien mira el gran
concierto
de aquestos resplandores
eternales,
su movimiento cierto,
sus pasos desiguales
y en proporción concorde
tan iguales:
la luna cómo mueve
la plateada rueda, y va en
pos de ella
la luz do el saber llueve,
y la graciosa estrella
de Amor la sigue
reluciente y bella;
y cómo otro camino
prosigue el sanguinoso
Marte airado,
y el Júpiter benigno,
de bienes mil cercado,
serena el cielo con su
rayo amado;
rodéase en la cumbre
Saturno, padre de los
siglos de oro;
tras de él la muchedumbre
del reluciente coro
su luz va repartiendo y su
tesoro:
¿quién es el que esto
mira
y precia la bajeza de la
tierra,
y no gime y suspirando
por romper lo que encierra
el alma y de estos bienes
la destierra?
Aquí vive el contento,
aquí reina la paz; aquí,
asentado
en rico y alto asiento,
está el Amor sagrado,
de glorias y deleites
rodeado.
Inmensa hermosura
aquí se muestra toda, y
resplandece
clarísima luz pura,
que jamás anochece;
eterna primavera aquí
florece.
¡Oh, campos verdaderos!
¡Oh, prados con verdad
dulces y amenos!
¡Riquísimos minero!
¡Oh, deleitosos senos!
¡Repuestos valles, de mil
bienes llenos!
MIGUEL
DE CERVANTES [1547-1616]
“Voto a Dios que me
espanta esta grandeza
y que diera un doblón por
describilla;
porque ¿a quién no
sorprende y maravilla
esta máquina insigne,
esta riqueza?
Por Jesucristo vivo, cada
pieza
vale más de un millón, y
que es mancilla
que esto no dure un siglo,
¡oh gran Sevilla!
Roma triunfante en ánimo
y nobleza.
Apostaré que el ánima
del muerto
por gozar este sitio hoy
ha dejado
la gloria donde vive
eternamente.”
Esto oyó un valentón, y
dijo: “Es cierto
cuanto dice voacé, señor
soldado.
Y el que dijere lo
contrario, miente.”
Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió
la espada,
miró al soslayo, fuese, y
no hubo nada.
Poesía española: textos (XVII-XIX).
Siglo
XVII
FRANCISCO
DE QUEVEDO [1580-1645]
Vivir es caminar breve
jornada,
y muerte viva es, Lico,
nuestra vida,
ayer al frágil cuerpo
amanecida,
cada instante en el cuerpo
sepultada:
nada, que, siendo, es
poco, y será nada
en poco tiempo, que
ambiciosa olvida,
pues, de la vanidad mal
persuadida,
anhela duración, tierra
animada.
Llevada de engañoso
pensamiento
y de esperanza burladora y
ciega,
tropezará en el mismo
monumento,
como el que, divertido, el
mar navega,
y, sin moverse, vuela con
el viento,
y antes que piense en
acercarse, llega.
Retirado en la paz de
estos desiertos,
con pocos, pero doctos
libros juntos,
vivo en conversación con
los difuntos
y escucho con mis ojos a
los muertos.
Si no siempre entendidos,
siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan
mis asuntos;
y en músicos callados
contrapuntos
al sueño de la vida
hablan despiertos.
Las grandes almas que la
muerte ausenta,
de injurias de los años,
vengadora,
libra, ¡oh gran don
Iosef!, docta la imprenta.
En fuga irrevocable huye
la hora;
pero aquélla el mejor
cálculo cuenta
que en la lección y
estudios nos mejora.
LOPE
DE VEGA [1562-1635]
Un soneto me manda hacer
Violante,
que en mi vida me ha visto
en tanto aprieto;
catorce versos dicen que
es soneto:
burla burlando van los
tres delante.
Yo pensé que no hallara
consonante
y estoy a la mitad de otro
cuarteto,
mas si me veo en el primer
terceto,
no hay cosa en los
cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy
entrando,
y parece que entré con
pie derecho,
pues fin con este verso le
voy dando.
Ya estoy en el segundo, y
aun sospecho
que voy los trece versos
acabando;
contad si son catorce, y
está hecho.
Blanca me era yo
cuando entré en la siega;
dióme el sol y ya soy
morena.
Blanca solía yo ser
antes que a segar viniese
mas no quiso el sol que
fuese
blanco el fuego en mi
poder.
Mi edad al amanecer
era lustrosa azucena;
dióme el sol y ya soy
morena.
LUIS
DE GÓNGORA [1561-1627]
La más bella niña
de nuestro lugar,
hoy viuda y sola,
y ayer por casar,
viendo que sus ojos
a la guerra van,
a su madre dice,
que escucha su mal:
Dejadme llorar
orillas del mar.
Pues
me diste, madre,
en tan
tierna edad
tan
corto el placer,
tan
largo el pesar,
y me
cautivaste
de
quien hoy se va
y
lleva las llaves
de mi
libertad:
dejadme llorar
orillas del mar.
En
llorar conviertan
mis
ojos, de hoy más,
el
sabroso oficio
del
dulce mirar,
pues
que no se pueden
mejor
ocupar,
yéndose
a la guerra
quien
era mi paz:
dejadme llorar
orillas del mar.
No me
pongáis freno
ni
queráis culpar;
que lo
uno es justo,
lo
otro por demás.
Si me
queréis bien,
no me
hagáis mal;
harto
peor fuera
morir
y callar:
dejadme llorar
orillas del mar.
Dulce
madre mía,
¿quién
no llorará,
aunque
tenga el pecho
como
un pedernal,
y no
dará voces
viendo
marchitar
los
más verdes años
de mi
mocedad?
Dejadme llorar
orillas del mar.
Váyanse
las noches,
pues
ido se han
los
ojos que hacían
los
míos velar;
váyanse
y no vean
tanta
soledad
después
que en mi lecho
sobra
la mitad.
Dejadme llorar
orillas del mar.
[Estrofa]
“¡Oh
bella Galatea, más süave
que
los claveles que tronchó la aurora;
blanca
más que las plumas de aquel ave
que
dulce muere y en las aguas mora;
igual
en pompa al pájaro que, grave,
su
manto azul de tantos ojos dora
cuantas
el celestial zafiro estrellas!
¡Oh
tú, que en dos incluyes las más bellas!...
Menos
solicitó veloz saeta
destinada
señal, que mordió aguda;
agonal
carro por la arena muda
no
coronó con más silencio meta,
que
presurosa corre, que secreta,
a su
fin nuestra edad. A quien lo duda,
fiera
que sea de razón desnuda,
cada
Sol repetido es un cometa.
¿Confiésalo
Cartago, y tú lo ignoras?
Peligro
corres, Licio, si porfías
en
seguir sombras y abrazar engaños.
Mal te
perdonarán a ti las horas:
las
horas que limando están los días,
los
días que royendo están los años.
LUPERCIO
LEONARDO DE ARGENSOLA [1559-1613]
Tras importunas lluvias
amanece,
coronando los montes, el
sol claro;
salta del lecho el
labrador avaro,
que las horas ociosas
aborrece.
La torva frente al duro
yugo ofrece
el animal que a Europa fue
tan caro;
sale, de su familia firme
amparo,
y los surcos solícito
enriquece.
Vuelve de noche a su mujer
honesta,
que lumbre, mesa y lecho
le apercibe,
y el enjambre de hijuelos
le rodea.
Fáciles cosas cena con
gran fiesta,
el sueño sin envidia le
recibe:
¡o Corte, o confusión!,
¿quién te desea?
Siglo
XIX
GUSTAVO
ADOLFO BÉCQUER [1836-1870]
¿Qué es poesía?, dices
mientras clavas
en mi pupila tu pupila
azul.
¡Qué es poesía! ¿Y tú
me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
No digáis que agotado su
tesoro,
de asuntos falta enmudeció
la lira;
podrá no haber poetas,
pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la
luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las
desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su
regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo
primavera,
¡habrá poesía!
Mientras la ciencia a
descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo
haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad
siempre avanzando
no sepa a do camina,
mientras haya un misterio
para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se
ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que
el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la
cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y
recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos
que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio
suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan
en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer
hermosa,
¡habrá poesía!
RAMÓN
CAMPOAMOR [1817-1901]
Al pintarte el amor que
por ti siento,
suelo mentir, pero no sé
que miento.
Se matan los humanos
en implacable guerra,
por la gloria de ser, en
mar y en tierra,
devorados por peces y
gusanos.
Teme más, el que es
bueno,
a su propio desprecio que
al ajeno.
JOSÉ
MARTÍ [1853-1895]
Yo soy un hombre sincero
de donde crece la palma,
y antes de morirme quiero
echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes,
y hacia todas partes voy:
arte soy entre las artes,
en los montes, monte soy.
Yo sé los nombres
extraños
de las yerbas y las
flores,
y de mortales engaños,
y de sublimes dolores.
Yo he visto en la noche
oscura
llover sobre mi cabeza
los rayos de lumbre pura
de la divina belleza.
Alas nacer vi en los
hombros
de las mujeres hermosas;
y salir de los escombros
volando las mariposas.
He visto vivir a un hombre
con el puñal al costado,
sin decir jamás el nombre
de aquella que lo ha
matado.
Rápida, como un reflejo,
dos veces vi el alma, dos:
cuando murió el pobre
viejo,
cuando ella me dijo adiós.
Temblé una vez, en la
reja,
a la entrada de la viña,
cuando la bárbara abeja
picó en la frente a mi
niña.
Gocé una vez, de tal
suerte
que gocé cual nunca:
cuando
la sentencia de mi muerte
leyó el alcaide llorando.
Oigo un suspiro, a través
de las tierras y la mar,
y no es un suspiro, es
que mi hijo va a
despertar.
Si dicen que del joyero
tome la joya mejor,
tomo a un amigo sincero
y pongo a un lado el amor.
Yo he visto al águila
herida
volar al azul sereno,
y morir en su guarida
la víbora del veneno.
Yo sé bien que cuando el
mundo
cede, lívido, al
descanso,
sobre el silencio profundo
murmura el arroyo manso.
Yo he puesto la mano
osada,
de horror y júbilo yerta,
sobre la estrella apagada
que cayó frente a mi
puerta.
Oculto en mi pecho bravo
la pena que me lo hiere:
el hijo de un pueblo
esclavo
vive por él, calla, y
muere.
Todo es hermoso y
constante,
todo es música y razón,
y todo, como el diamante,
antes que luz es carbón.
Yo sé que el necio se
entierra
con gran lujo y con gran
llanto,
y que no hay fruta en la
tierra
como la del camposanto.
Callo, y entiendo, y me
quito
la pompa del rimador:
cuelgo de un árbol
marchito
mi muceta de doctor.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)