martes, 28 de noviembre de 2017

Cuadro métrica española

Nº de versos Rima Estructura Nombre
2
C
AA, aa, Aa, aA Pareado
3
C
ABA, BCB... ABC, ABC... Terceto
3
C
aba, bcb... abc, abc... Tercerilla
3
A
a-a Soledad (soleá)
4
C
ABBA Cuarteto
4
C
ABAB Serventesio
4
C
abba Redondilla
4
C
abab Cuarteta
4
C
AAAA Cuaderna vía
4
A
7- 5a 7- 5a (otras combinaciones) Seguidilla
5
C
ABABA, ABAAB, ABBAB, AABAB, AABBA Quinteto
5
C
Ababa, abaab, abbab, aabab, aabba Quintilla
5
C
7a 11B 7a 7b 11B Lira
6
C
A gusto del poeta (arte mayor) Sextina
6
C
A gusto del poeta (arte menor) Sextilla
6
C
8a 8b 5/4c 8a 8b 5/4c Copla manriqueña
7
C
A gusto del poeta (arte mayor) Septina
7
C
A gusto del poeta (arte menor) Septilla
8
C
ABBAACCA Copla de arte mayor
8
C
ABABABCC Octava real
10
C
abbaaccddc Décima

martes, 30 de mayo de 2017

La narrativa del Boom: Cortázar, García Márquez y Vargas Llosa.

Introducción.-

El llamado Boom es la consagración de un modelo novelístico propio de la literatura hecha en la América española que supone las primeras manifestaciones ajenas a los modelos europeos y que buscaban la creación de una literatura propia. Antes de recibir esta denominación, el crítico A. Rama y el escritor C. Fuentes se refirieron a este fenómeno como “Nueva Novela”, entendiendo por tal un conjunto de novelas de gran calidad artística y sorprendente originalidad, que surgen en distintos países hispanoamericanos. Para Estébanez Calderón, esta nueva novela presenta algunos rasgos que permiten definirla:
1.- Una nueva concepción del referente geográfico respecto a la anterior novela regionalista e indigenista: predomina el espacio urbano sobre el rural (incluso muchos escenarios se desplazan a Europa, a ciudades como París, sobre todo, o Barcelona); también se inventan espacios propios, al estilo de Faulkner, como Comala, Macondo o Santa María.
2.- El tratamiento de los aspectos sociales y políticos se enfocan desde la tensión del hombre con el medio, insertándola en un nivel de creación en el que prima lo imaginario y lo mítico: estos narradores tratan de descubrir, en las vivencias de sus personajes, situaciones y problemas que afectan al ser íntimo del hombre, con lo que dicha problemática es contemplada desde una perspectiva universalista y existencial.
3.- Innovación formal: estos novelistas incorporan a sus obras las aportaciones de los autores europeos y norteamericanos, como la creación de espacios imaginarios con resonancias míticas (Faulkner, ya mencionado), la técnica del diálogo sin interlocutor (V. Woolf), el tratamiento de la secuencia temporal (Proust, Joyce), o la técnica del monólogo interior (fundamentalmente Joyce).
4.- El tratamiento del lenguaje: el narrador parte del lenguaje oral para crear una lengua escrita que pudiera ser característica de la idiosincrasia de la cultura hispanoamericana1. Practican un ejercicio de experimentación verbal a través de la creación de neologismos, distorsiones morfosintácticas y semánticas, juegos con la ambigüedad y polisemia del léxico, recreación paródica de lenguajes profesionales y determinados sociolectos, jitanjáforas, etc.
Pero, es preciso referirse a distintos autores y modelos previos que podrían explicar esta explosión literaria:
La literatura costumbrista, del XIX, que pretende documentar tipos y escenas pintorescos, al tiempo que censurar vicios y defectos sociales, como en Martín Rivas, del chileno Alberto Blest Gana.
La novela indigenista se identifica con textos cuyo espacio se sitúa en el entorno de la cordillera andina, donde el tipo racial preponderante es el indio, y que abarca amplias zonas de Bolivia, Ecuador y Perú. El problema con los novelistas de esta corriente es que, al igual que los poetas gauchescos, no pertenecían a la comunidad sobre la cual escribían, sus orígenes se encontraban en las clases media y alta. Una de las obras más conocidas de este tipo de novela es Huasipungo, de Jorge Icaza2.
En la novela regionalista el medio sobre el que se construye la historia es la pampa argentina, el llano de Venezuela y de Colombia. En ocasiones la naturaleza es selvática, como en la segunda parte de La vorágine de José Eustasio Rivera. Muy conocida es Segundo Sombra, de Ricardo Güiraldes, que se desarrolla en el mundo del gaucho, en las llanuras donde se cría el ganado. El estilo destaca más por su preciosismo literario y por su sonoridad que por ser un intento de expresión a la altura de los ambiciosos temas descritos. No existe tampoco la voluntad de encontrar una estructura conveniente a las novelas, sino que la descripción del caos y la violencia se supeditan estructuralmente a una secuencia lineal convencional3.
La novela de la Revolución mejicana, que abarca el periodo de 1910 a 1915, años en los que se producen los distintos levantamientos revolucionarios comandados por los conocidos Zapata y Pancho Villa. Estas obras ofrecieron, por vez primera, una visión compleja y ambigua de la realidad hispanoamericana. La más notable de las novelas que se fijan en estos años es Los de abajo (1915) de Mariano Azuela.
Y autores como el argentino Roberto Arlt (1900-1942), quizá el primero que intentó recurrir a un modo distinto (posteriormente muy utilizado) de escapar al realismo convencional para ahondar más profundamente en los problemas políticos y sociales de su país: este modo fue la fantasía. Entre sus obras más conocidas están Los lanzallamas o Los siete locos.
Pero también es notable el influjo que ejercen en estos autores los grandes novelistas del siglo XX, como Proust, Kafka, Joyce4 o (muy especialmente) William Faulkner5.
Julio Ortega, refiriéndose a estas novelas del boom, escribe: “La novela no es más que el amplio espacio discursivo que permite explayarse cómodamente al autor dedicado a hacer el prolijo registro de un mundo, proyectándolo en el que arma. Más bien, la nueva novela latinoamericana es un género en ensayo, en revisión profunda y amplia: mientras se va haciendo hace también su propia crítica, duda de sí misma, se plantea como interrogante sobre el mundo no como solución de este. Por eso la literatura renuncia a reflejar o imitar la 'realidad': su capacidad crítica es otra, se basa ya no en su determinismo sino en su condición de metáfora de esa realidad, el lenguaje es aquí la historia”.
La nómina de autores de relevancia en el ámbito de la narrativa hispanoamericana del XX es tan amplia que justifica el término “boom” para referirse a este fenómeno: Fuentes, Alejo Carpentier, Lezama Lima, Cabrera Infante, Rulfo, Mujica Láinez, Uslar Pietri, Borges, Cortázar, Onetti, Sábato, Donoso, Puig, Soriano, Vargas Llosa...


Julio Cortázar (1914-1984).-

Nacido en Bruselas, pero criado en Argentina, Cortázar muestra un interés temprano por la literatura (con nueve años escribe una primera novela). En 1932 fracasa en su intento de viajar a Europa en un barco de carga. Se gradúa de maestro en la Escuela Normal y en 1934 acepta un trabajo en la provincia de Buenos Aires. En los años siguientes, publica algunos textos poéticos. Se incorpora a la Universidad de Cuyo, en Mendoza, puesto que abandona en 1945 por el triunfo de Perón. Regresa a Buenos Aires y completa los estudios de traductor. En 1951 se traslada a París como traductor de la UNESCO y otros organismos de las Naciones Unidas. Traduce las obras completas de Poe. Visita Estados Unidos en 1960. Recibe la nacionalidad francesa del presidente de Mitterrand. En 1984 fallece en París.
Julio Cortázar es autor de una amplia obra, sobre todo narrativa, en la que destacan sus libros de cuentos y sus novelas. Entre los primeros nos podemos fijar en Las armas secretas (1959), Historias de cronopios y famas(1962), Octaedro (1974) y Alguien que anda por ahí(1977). Entre las segundas sobresale Rayuela(1963), aunque no podemos dejar de referirnos a 62, modelo para armar (1968) y Libro de Manuel (1973).
Rayuela, que pasa por ser su más conocida, y lograda, novela se organiza de acuerdo con dos posibilidades de lectura: “Una está dedicada al “lector-hembra”, que busca la “novela rollo” porque puede leerse de corrido sin mayores preocupaciones. Tal lectura acaba en el cap. 56, comprende las partes I (“Del lado de allá”: París) y II (“Del lado de acá”: Buenos Aires) según están impresas y elimina la parte III (“De otros lados. Capítulos prescindibles”). La otra lectura, dedicada al lector cómplice, comienza por el cap. 73 de la parte III y sigue saltando de una a otra parte, según el tablero de dirección”6. En la novela hay dos procesos simultáneos e inseparables: el primero lo constituirían los esfuerzos de su personaje central, Oliveira, por superar su estado de mero testigo intelectual de la vida, de mantenerse alejado de la acción y limitarse a contemplarla; todo lo que hace Oliveira responde al afán de ver el mundo de otro modo. El segundo sería el esfuerzo cortaziano por desescribir la novela convencional, luchando contra el mero escribir estético, lo ornamental, los trucos y clichés aceptados7. La novela mezcla los transcendental con lo trivial, los absurdo y la locura, en un juego permanente. El humores un factor fundamental de la obra de Cortázar.
62, modelo para armar parte del capítulo 62 de Rayuela, y el propio autor escribe: “...fue escrito como un tanteo... Se trataba de enfrentar exteriormente la situación de un grupo de hombres alienados por sus conductas y sus dramas personales... y, a la vez, interiormente y como propósito esencial del libro, intentar una visión diferente de la causalidad”. Los protagonistas, argentinos, franceses, un inglés y una danesa, mantienen relaciones amorosas que los acercan y los alejan por distintos motivos, por lo que Shaw sugiere que “el tema auténtico de la novela tiene que ver con la superación de la angustia por el amor”.
En Libro de Manuel, Cortázar dice que intentó por primera vez “la posible convergencia de una invención de ficciones con una militancia ideológica”.


Gabriel García Márquez (1928-2014).-

Nació en Arataca, Colombia, el 6 de marzo de 1928. Se cría con sus abuelos en su pueblo natal, hasta 1936. En 1940 se desplaza a Bogotá a estudiar la secundaria en el colegio de los jesuitas. Comienza el bachillerato en Barranquilla y lo termina en el Liceo Nacional de Zipaquirá. En 1947 inicia estudios de Leyes en la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, que acaba abandonando. En 1948 se traslada a Cartagena, iniciando su carrera de periodista. En 1950 lo encontramos en Barranquilla y en 1954 se integra en la redacción de El Espectador, de Bogotá. Enviado como corresponsal a Europa y cerrado poco después el diario, inicia una etapa de viajes que lo llevan a residir en Roma, París, viajar por la Europa oriental, por el sur de Estados Unidos, instalarse en Caracas, México, Barcelona... y vuelta a Bogotá y México.
Su obra es esencialmente narrativa. Sus primeras novelas, La hojarasca (1955, en la que nace Macondo), El coronel no tiene quien le escriba (1961) y La mala hora (1962), suponen el punto de partida de su obra más conocida, Cien años de soledad (1967). Esas tres primeras novelas, según Vargas Llosa, muestran el individualismo, el fatalismo, la soledad y el inmovilismo de Macondo y configuran una concepción pesimista de la existencia humana.
Cien años de soledad es la saga fantástica de siete generaciones de la familia Buendía. Mito e historia concurren en la ordenación temporal y en la disposición del relato. La herencia dicta una estructurada distribución de los caracteres masculinos y femeninos que coincide -y en ocasiones contradice- su identificación nominal en la serie de José Arcadios o Aurelianos y otros personajes. La lectura de los manuscritos de Melquíades duplica referencialmente la historia de los Buendía y de la maldición que los aniquila. Escrita con extraordinarias cualidades narrativas por una sola voz omnisciente, concentra varias regiones de la imaginación que comprenden el folklore y el carnaval entre las formas populares y la novela política, antiimperialista, costumbrista, gótica, etc.8 Según Valverde, “La originalidad y la posible seducción de Cien años de soledad está en su carácter de “cuento”, de leyenda, a modo de relato infantil o libro de caballerías. Pero su magia de metamorfosis y exageraciones no es uniforme ni sigue la peculiar lógica del cuento infantil o del libro de caballerías, sino que va por rachas, sin que sepamos cuándo “vale” y cuándo “no vale”: un cura entra en levitación; una bella joven asciende a los cielos; hay un ser humano con alas, o con rabo de cerdo”. La novela ha sido vista por unos como metáfora de la condición humana y por otros como una exploración de la situación histórica de Latinoamérica, aunque probablemente habría que conciliar ambos puntos de vista.
Para Julio Ortega, “[...] el notorio éxito de Cien años de soledad radica en el hecho de que su evidente calidad es también un largo elogio del lector. Esta es una novela que exige y obtiene lo mejor de cada lector: lo encuentra en disponibilidad, la asalta y transmuta. Y esto porque Cien años de soledad quiebra la razón, excita la fantasía, transparenta la sensibilidad, exige el humor, convoca la piedad. Y reclama también un paralelo con su esquema, ese siglo de episodios latinoamericanos cuyas vastas posibilidades de dolor y felicidad concluyen en la muerte y la destrucción, en el fin de un periodo y en la vecindad de un tiempo otro, porque el mundo y el tiempo que esta novela relata está cerrado, concluido. La historia de Macondo es la historia del pasado”.
A continuación publica El otoño del patriarca (1975), Crónica de una muerte anunciada (1981), El amor en los tiempos del cólera (1985), El general en su laberinto (1989), Del amor y otros demonios (1994) y Memoria de mis putas tristes (2004). En cuanto a sus cuentos, quedan recogidos en Los funerales de la Mamá Grande (1962), Isabel viendo llover en Macondo (1969), La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972), El negro que hizo esperar a los ángeles (1972) y Ojos de perro azul (1972, que recoge sus primeros relatos).

Mario Vargas Llosa (1936).-

Nació en Arequipa (Perú), el 28 de marzo de 1936. Hizo sus estudios primarios en Cochabamba (Bolivia). En 1945 regresa a Perú, a Piura. Sigue su educación secundaria en el Colegio Militar Leoncio Prado, en Lima, de 1949 a 1951, y termina sus estudios en Piura. Ingresa en la Universidad de San Marcos, en Lima, para estudiar Letras. Recibe una beca para hacer el doctorado en Madrid. Se instala en Francia, donde trabaja como profesor y, al tiempo, como periodista de France-Presse y de la Radiodifusión Francesa. Viaja a la Amazonia, se traslada a Londres. Regresa a Lima (1973). En 1990 participa como candidato a la presidencia de Perú. Es derrotado y regresa a Londres.
El libro de relatos Los jefes9 inaugura su carrera literaria. En 1963 se publica La ciudad y los perros10, en la que se narran algunos episodios de las últimas semanas en la escuela militar de un grupo de cadetes. Vargas Llosa hace una crítica feroz de la sociedad peruana de la que el colegio es un microcosmos casi perfecto. “Los temas de la novela -escribe Shaw- son los temas que dominan todas las novelas de Vargas Llosa en su primera época: la hipocresía, la violencia, la corrupción moral, el falso ideal del machismo y el determinismo social”.
Su segunda novela, La casa verde (1966)11, escrita con tono de fría distancia, aunque recurriendo a técnicas narrativas que dejan al lector medio aturdido -como la superposición y mezcla de dos diálogos que han tenido lugar entre los mismos interlocutores, pero con un intervalo de veinte años12-. Hay un contrapunto temático entre la selva de la Amazonía, donde unas monjas buscan jóvenes indias para educar (que acabarán de criadas o prostitutas), y un seco pueblo, de viento arenoso, donde hubo un prostíbulo, “la casa verde”, que, mucho después, no se sabe si fue tragado por las arenas o quemado por el cura. Pero no llega a haber mito o nebulosidad: aun entre la técnica más compleja, siempre aparece una realidad palpable y fotográfica13.
De 1969 es Conversación en la Catedral, que puede incorporarse al grupo de novelas políticas y que cierra el primer periodo de su obra. Se muestra una época, los ocho años en el poder de Odría, que envileció a toda una generación de jóvenes, haciéndoles rechazar su condición de peruanos: “¿En qué momento se había jodido el Perú?”, escribe en la primera página. Pero todo está contado desde el punto de vista de la gente, de los que sufren la apatía y el encanallamiento lento que impone la dictadura. El tema de la novela no sería tanto la corrupción cuanto la contaminación: la contaminación de todos por la sordidez moral en que está fundado el régimen14.
En 1973 se publica Pantaleón y las visitadoras, un relato humorístico sobre la organización de un servicio de prostitutas organizado por el ejército para satisfacer las necesidades de los soldados destinados en la frontera amazónica. Se utilizan aquí como elemento narrativo cartas, expedientes, recortes de prensa o textos radiofónicos. Aparece después La tía Julia y el escribidor (1977) elaborada a partir del entreveramiento de elementos autobiográficos y el caso de un folletinista de seriales radiofónicos. En 1981 publica La guerra del fin del mundo, sobre la antigua rebelión brasileña encabezada por Antonio Conselheiro. En 1984 publica Historia de Mayta y en 1986 publica ¿Quién mató a Palomino Molero?.
Escribe dos novelas eróticas, Elogio de la madrasta (1988) y Los cuadernos de don Rigoberto (1997), aunque el erotismo siempre está presente en la obra de Vargas Llosa15. De 1987 es El hablador, novela quizás un tanto lastrada por los elementos folklóricos que la identifican y sirve de hilo argumental. Recupera a Lituma en el premio Planeta de 1993, Lituma en los Andes, en la que transmite muy certeramente el clima de inseguridad en el que ha instalado a Perú la guerrilla. Aparecen después tres novelas con temas ajenos a Perú, que casi podrían calificarse de novelas históricas, la excelente La fiesta del Chivo (2000), sobre el Santo Domingo del dictador Trujillo; El paraíso en la otra esquina (2003), en la que se narran dos vidas, la de Flora Tristán, luchadora por los derechos de la mujer y los obreros, y la del Gauguin que abandona su cómoda existencia para entregarse a la pintura en Tahití; y la fallida El sueño del celta (2010), que da la impresión de cierta premura por ser publicada. En 2006 había publicado Travesuras de la niña mala, y de 2013 es la magnífica El héroe discreto, reivindicación de la dignidad individual y en la que nos reencontramos con personajes de sus novelas eróticas ya mencionadas. En 2016 aparece Cinco esquinas, novela que podría calificarse de política, que supone un ajuste de cuentas del autor con la época de Fujimori, y en la que incide en la degradación de una sociedad sometida a la impúdica, indecente e impune dictadura de un poder omnímodo, pero del que los más poderosos solo reciben salpicaduras. De algún modo se puede ver aquí una relación con Conversación en la Catedral.
Mario Vargas Llosa es, en resumen y en definitiva, un escritor dotado hasta la extenuación de la inventiva y de la técnica, un perfeccionista que aúna en sus obras el ritmo trepidante de la novela de aventuras, la intriga, el deseo de seguir leyendo, con una exquisitez formal nada gratuita que se adapta a cada historia, que multiplica las perspectivas, pero sin renunciar a la realidad. No debemos buscar innovaciones caprichosas o justificadas por el ingenio, todo en la narrativa de Vargas Llosa se pone al servicio de la historia, buscando “la novela totalizadora”.
1Escribe Cortázar: “Entre 1930 y 1950 el lector rioplatense leyó cuatro quintos de la literatura mundial contemporánea en traducciones, y conozco demasiado bien el oficio de trujumán como para no saber que la lengua se retrae allí a una función ante todo informativa, y que al perder su originalidad, se amortiguan en ella los estímulos eufónicos, rítmicos, cromáticos, escultóricos, estructurales, todo el erizo del estilo apuntando a la sensibilidad del lector”.
2D. Estébanez Calderón.
3D. P. Gallagher.
4Véase tema XIV.
5El aire legendario que Faulkner imprime a su paisaje, a sus personajes, el tono de tragedia camino del mito, los excesos extremos de los actos, las convicciones y la firmeza, la dignidad y la indignidad, un cierto aire de historia fundacional, y el estilo reconocible (como por ejemplo sus aclaraciones interminables entre paréntesis) que cuando se nos hace familiar sentimos limpio y necesario. Su influencia es evidente en García Márquez o en Onetti.
6Ana María Barrenechea.
7Donald L. Shaw.
8Cedomil Goic.
9Ganador del premio Leopoldo Alas y publicada en Barcelona en 1959.
10Premio Biblioteca Breve 1962 y Formentor 1963.
11Aparece aquí por primera vez uno de los personajes recurrentes en la obra de Vargas Llosa, Lituma, miembro del extinto cuerpo de la Guardia Civil de Perú.
12Esta técnica la seguirá usando en su obra hasta la última hasta ahora publicada, Cinco esquinas (2016).
13J. M. Valverde.
14Shaw.

15Véanse, por ejemplo, Travesuras de la niña mala (2006) o Cinco esquinas (2016).

martes, 18 de abril de 2017

Poesía española: textos (XIII-XVI).

Siglo XIII




GONZALO DE BERCEO [1195-hacia 1268]


[Fragmento]
Señores y amigos, lo que dicho habemos
palabra es oscura, exponerla queremos;
dejemos la corteza, al meollo entremos,
cojamos lo de dentro, lo de fuera dejemos.

Todos cuantos vivimos que con los pies andamos,
siquiera en prisión, o en lecho yazgamos,
todos somos romeros que camino andamos:
San Pedro dice esto, por él os lo probamos.

Cuanto aquí vivimos, en ajeno moramos;
la estadía durable arriba la esperamos
la nuestra romería entonces la acabamos
cuando al paraíso las almas enviamos.





Siglo XIV


SEM TOB DE CARRIÓN [1290-1369]


No hay sin tacha cosa,
ni cosa sin zozobra,
ni sin fea hermosura,
ni sin luz no hay sombra.

Porque no hay pobre hombre
sino el codicioso;
ni rico sino hombre
con lo que tiene gozoso.

Por ende tal amigo
no hay como el libro;
para los sabios, digo,
que con los torpes no libro.

El hombre torpe es
la peor alimaña
que en el mundo es:
no lo digo con saña.

No puede hombre haber
en el mundo amigo,
como el buen saber;
ni peor enemigo.

Si fuese el hablar
de plata figurado,
debe ser el callar
de oro afinado.

Porque todo hombre vea
que en el mundo cosa
no hay del todo fea
ni del todo hermosa.



Siglo XV


JORGE MANRIQUE [1440-1479]

[Fragmento]
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
allegados son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.

[...]
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar;
partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos.




Siglo XVI


GUTIERRE DE CETINA [1519-1554]


Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.




GARCILASO DE LA VEGA [1501-1536]


Escrito está en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo:
vos sola lo escribisteis; yo lo leo
tan solo que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto,
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero;

cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.


[Estrofa]
Después que nos dejaste, nunca pace
en hartura el ganado ya, ni acude
el campo al labrador con mano llena;
no hay bien que en mal no se convierta y mude.
La mala hierba al trigo ahoga, y nace
en lugar suyo la infeliz avena;
la tierra, que de buena
gana nos producía
flores con que solía
quitar en sólo verlas mil enojos,
produce ahora en cambio estos abrojos,
ya de rigor de espinas intratable.
Yo hago con mis ojos
crecer, lloviendo, el fruto miserable.



CRISTÓBAL DE CASTILLEJO [1490-1550]


Si en mirar con atención
mis ojos os ofendieron,
ved la razón que tuvieron,
y el mal que a mi corazón
principalmente hicieron.
Y aunque yo de pesar muera,
por ser causa de enojaros
esto quiero confesaros:
que por más daño tuviera
si dejara de miraros.




SAN JUAN DE LA CRUZ [1542-1591]


¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!,
pues ya no eres esquiva,
acaba ya si quieres,
rompe la tela de este dulce encuentro.

¡Oh cauterio süave!,
¡oh regalada llaga!,
¡oh mano blanda!, ¡oh toque delicado
que a vida eterna sabe,
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida la has trocado.

¡Oh lámpara de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!

¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras;
y en tu aspirar sabroso,
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!




FRAY LUIS DE LEÓN [1527-1591]


Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
y con pobre mesa y casa,
en el campo deleitoso
con solo Dios se compasa,
y a solas su vida pasa,
ni envidiado ni envidioso.



Cuando contemplo el cielo
de innumerables luces adornado,
y miro hacia el suelo,
de noche rodeado,
en sueño y en olvido sepultado,

el amor y la pena
despiertan en mi pecho un ansia ardiente;
despiden larga vena
los ojos hechos fuente;
la lengua dice al fin con voz doliente:

“Morada de grandeza,
templo de claridad y hermosura:
mi alma que a tu alteza
nació, ¿qué desventura
la tiene en esta cárcel baja, oscura?

¿Qué mortal desatino
de la verdad aleja así el sentido,
que de tu bien divino
olvidado, perdido,
sigue la vana sombra, el bien fingido?

El hombre está entregado
al sueño, de su suerte no cuidando;
y con paso callado
el cielo, vueltas dando,
las horas del vivir le va hurtando.

¡Ay!, ¡despertad, mortales!
Mirad con atención en vuestro daño.
Las almas inmortales,
hechas a bien tamaño,
¿podrán vivir de sombra y sólo engaño?

¡Ay!, levantad los ojos
a aquesta celestial eterna esfera:
burlaréis los antojos
de aquesa lisonjera
vida, con cuanto teme y cuanto espera.

¿Es más que un breve punto
el bajo y torpe suelo, comparado
a aqueste gran trasunto,
do vive mejorado
lo que es, lo que será, lo que ha pasado?

Quien mira el gran concierto
de aquestos resplandores eternales,
su movimiento cierto,
sus pasos desiguales
y en proporción concorde tan iguales:

la luna cómo mueve
la plateada rueda, y va en pos de ella
la luz do el saber llueve,
y la graciosa estrella
de Amor la sigue reluciente y bella;

y cómo otro camino
prosigue el sanguinoso Marte airado,
y el Júpiter benigno,
de bienes mil cercado,
serena el cielo con su rayo amado;

rodéase en la cumbre
Saturno, padre de los siglos de oro;
tras de él la muchedumbre
del reluciente coro
su luz va repartiendo y su tesoro:

¿quién es el que esto mira
y precia la bajeza de la tierra,
y no gime y suspirando
por romper lo que encierra
el alma y de estos bienes la destierra?

Aquí vive el contento,
aquí reina la paz; aquí, asentado
en rico y alto asiento,
está el Amor sagrado,
de glorias y deleites rodeado.

Inmensa hermosura
aquí se muestra toda, y resplandece
clarísima luz pura,
que jamás anochece;
eterna primavera aquí florece.

¡Oh, campos verdaderos!
¡Oh, prados con verdad dulces y amenos!
¡Riquísimos minero!
¡Oh, deleitosos senos!
¡Repuestos valles, de mil bienes llenos!




MIGUEL DE CERVANTES [1547-1616]


“Voto a Dios que me espanta esta grandeza
y que diera un doblón por describilla;
porque ¿a quién no sorprende y maravilla
esta máquina insigne, esta riqueza?

Por Jesucristo vivo, cada pieza
vale más de un millón, y que es mancilla
que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!
Roma triunfante en ánimo y nobleza.

Apostaré que el ánima del muerto
por gozar este sitio hoy ha dejado
la gloria donde vive eternamente.”

Esto oyó un valentón, y dijo: “Es cierto
cuanto dice voacé, señor soldado.
Y el que dijere lo contrario, miente.”

Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada,

miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.

Poesía española: textos (XVII-XIX).

Siglo XVII




FRANCISCO DE QUEVEDO [1580-1645]


Vivir es caminar breve jornada,
y muerte viva es, Lico, nuestra vida,
ayer al frágil cuerpo amanecida,
cada instante en el cuerpo sepultada:

nada, que, siendo, es poco, y será nada
en poco tiempo, que ambiciosa olvida,
pues, de la vanidad mal persuadida,
anhela duración, tierra animada.

Llevada de engañoso pensamiento
y de esperanza burladora y ciega,
tropezará en el mismo monumento,

como el que, divertido, el mar navega,
y, sin moverse, vuela con el viento,
y antes que piense en acercarse, llega.



Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos.

Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.

Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años, vengadora,
libra, ¡oh gran don Iosef!, docta la imprenta.

En fuga irrevocable huye la hora;
pero aquélla el mejor cálculo cuenta
que en la lección y estudios nos mejora.






LOPE DE VEGA [1562-1635]


Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me ha visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto:
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto,
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.



Blanca me era yo
cuando entré en la siega;
dióme el sol y ya soy morena.
Blanca solía yo ser
antes que a segar viniese
mas no quiso el sol que fuese
blanco el fuego en mi poder.
Mi edad al amanecer
era lustrosa azucena;
dióme el sol y ya soy morena.



LUIS DE GÓNGORA [1561-1627]


La más bella niña
de nuestro lugar,
hoy viuda y sola,
y ayer por casar,
viendo que sus ojos
a la guerra van,
a su madre dice,
que escucha su mal:
Dejadme llorar
orillas del mar.

Pues me diste, madre,
en tan tierna edad
tan corto el placer,
tan largo el pesar,
y me cautivaste
de quien hoy se va
y lleva las llaves
de mi libertad:
dejadme llorar
orillas del mar.

En llorar conviertan
mis ojos, de hoy más,
el sabroso oficio
del dulce mirar,
pues que no se pueden
mejor ocupar,
yéndose a la guerra
quien era mi paz:
dejadme llorar
orillas del mar.

No me pongáis freno
ni queráis culpar;
que lo uno es justo,
lo otro por demás.
Si me queréis bien,
no me hagáis mal;
harto peor fuera
morir y callar:
dejadme llorar
orillas del mar.

Dulce madre mía,
¿quién no llorará,
aunque tenga el pecho
como un pedernal,
y no dará voces
viendo marchitar
los más verdes años
de mi mocedad?
Dejadme llorar
orillas del mar.

Váyanse las noches,
pues ido se han
los ojos que hacían
los míos velar;
váyanse y no vean
tanta soledad
después que en mi lecho
sobra la mitad.
Dejadme llorar
orillas del mar.


[Estrofa]
“¡Oh bella Galatea, más süave
que los claveles que tronchó la aurora;
blanca más que las plumas de aquel ave
que dulce muere y en las aguas mora;
igual en pompa al pájaro que, grave,
su manto azul de tantos ojos dora
cuantas el celestial zafiro estrellas!
¡Oh tú, que en dos incluyes las más bellas!...


Menos solicitó veloz saeta
destinada señal, que mordió aguda;
agonal carro por la arena muda
no coronó con más silencio meta,

que presurosa corre, que secreta,
a su fin nuestra edad. A quien lo duda,
fiera que sea de razón desnuda,
cada Sol repetido es un cometa.

¿Confiésalo Cartago, y tú lo ignoras?
Peligro corres, Licio, si porfías
en seguir sombras y abrazar engaños.

Mal te perdonarán a ti las horas:
las horas que limando están los días,
los días que royendo están los años.



LUPERCIO LEONARDO DE ARGENSOLA [1559-1613]

Tras importunas lluvias amanece,
coronando los montes, el sol claro;
salta del lecho el labrador avaro,
que las horas ociosas aborrece.

La torva frente al duro yugo ofrece
el animal que a Europa fue tan caro;
sale, de su familia firme amparo,
y los surcos solícito enriquece.

Vuelve de noche a su mujer honesta,
que lumbre, mesa y lecho le apercibe,
y el enjambre de hijuelos le rodea.

Fáciles cosas cena con gran fiesta,
el sueño sin envidia le recibe:
¡o Corte, o confusión!, ¿quién te desea?
Siglo XIX



GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER [1836-1870]

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.



No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta enmudeció la lira;
podrá no haber poetas, pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a do camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!




RAMÓN CAMPOAMOR [1817-1901]


Al pintarte el amor que por ti siento,
suelo mentir, pero no sé que miento.

Se matan los humanos
en implacable guerra,
por la gloria de ser, en mar y en tierra,
devorados por peces y gusanos.

Teme más, el que es bueno,
a su propio desprecio que al ajeno.



JOSÉ MARTÍ [1853-1895]


Yo soy un hombre sincero
de donde crece la palma,
y antes de morirme quiero
echar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes,
y hacia todas partes voy:
arte soy entre las artes,
en los montes, monte soy.

Yo sé los nombres extraños
de las yerbas y las flores,
y de mortales engaños,
y de sublimes dolores.

Yo he visto en la noche oscura
llover sobre mi cabeza
los rayos de lumbre pura
de la divina belleza.

Alas nacer vi en los hombros
de las mujeres hermosas;
y salir de los escombros
volando las mariposas.

He visto vivir a un hombre
con el puñal al costado,
sin decir jamás el nombre
de aquella que lo ha matado.

Rápida, como un reflejo,
dos veces vi el alma, dos:
cuando murió el pobre viejo,
cuando ella me dijo adiós.

Temblé una vez, en la reja,
a la entrada de la viña,
cuando la bárbara abeja
picó en la frente a mi niña.

Gocé una vez, de tal suerte
que gocé cual nunca: cuando
la sentencia de mi muerte
leyó el alcaide llorando.

Oigo un suspiro, a través
de las tierras y la mar,
y no es un suspiro, es
que mi hijo va a despertar.

Si dicen que del joyero
tome la joya mejor,
tomo a un amigo sincero
y pongo a un lado el amor.

Yo he visto al águila herida
volar al azul sereno,
y morir en su guarida
la víbora del veneno.

Yo sé bien que cuando el mundo
cede, lívido, al descanso,
sobre el silencio profundo
murmura el arroyo manso.

Yo he puesto la mano osada,
de horror y júbilo yerta,
sobre la estrella apagada
que cayó frente a mi puerta.

Oculto en mi pecho bravo
la pena que me lo hiere:
el hijo de un pueblo esclavo
vive por él, calla, y muere.

Todo es hermoso y constante,
todo es música y razón,
y todo, como el diamante,
antes que luz es carbón.

Yo sé que el necio se entierra
con gran lujo y con gran llanto,
y que no hay fruta en la tierra
como la del camposanto.

Callo, y entiendo, y me quito
la pompa del rimador:
cuelgo de un árbol marchito

mi muceta de doctor.