Introducción.-
Antes
de afrontar el estudio de la sintaxis del español hemos de
plantearnos la definición de un concepto fundamental en sintaxis:
sintagma. Se define como la unidad más pequeña de la lengua
capaz de realizar una función sintáctica. Es decir, cuando nosotros
analizamos oraciones no hacemos otra cosa que identificar sintagmas y
averiguar la función sintáctica que realizan o, lo que es lo mismo,
identificar las relaciones que se establecen entre sintagmas.
Los
sintagmas pueden ser simples, cuando los forman un solo elemento (un
sustantivo, un adjetivo, un adverbio, etc.), o complejos, cuando
constan de un elemento nuclear y otros que dependen de él. Ejemplos
de sintagma simple serían: “libro”, “dulce”, “cerca”,
etc. De sintagma complejo serían ejemplos los siguientes: “El
libro aburrido”, “muy dulce”, “más cerca”, “El hombre
que sabía demasiado”, etc. El análisis sintáctico consiste en la
identificación de las funciones de todos los sintagmas simples y
complejos que constituyen una oración, de tal modo que una vez
establecida la función sintáctica que realiza un sintagma complejo
hay que identificar las funciones sintácticas que existen dentro de
él hasta llegar a los sintagmas simples.
De
acuerdo con las funciones sintácticas que son capaces de realizar
podemos distinguir cuatro clases de sintagmas:
*
SINTAGMA NOMINAL: es aquel que puede funcionar como SUJ (sujeto),
CD (complemento directo), CI (complemento indirecto), SUPL
(suplemento)1,
CC (complemento circunstancial), etc. Serán sintagmas nominales
aquellos cuyo núcleo sea un sustantivo, pronombre o infinitivo.
También serán sintagmas nominales las llamadas “subordinadas
sustantivas”.
*
SINTAGMA ADJETIVO: es aquel que puede funcionar como AN
(adyacente de un sustantivo o un pronombre), ATRIB (atributo) y CP
(complemento predicativo). Hemos de añadir, contra nosotros mismos,
la función sintáctica de DET (determinante) que realizarían, en
todos los casos, el artículo y los adjetivos determinativos. Serán
sintagmas adjetivos aquellos cuyo núcleo sea un adjetivo o un
participio. También hemos de considerar sintagmas adjetivos a las
llamadas subordinadas adjetivas.
*
SINTAGMA ADVERBIAL: es aquel que puede funcionar como AADJ
(adyacente de una adjetivo), AADV (adyacente de un adverbio), ATRIB o
CC. Serán sintagmas adverbiales aquellos cuyo núcleo sea un
adverbio o un gerundio. Del mismo modo, consideraremos sintagmas
adverbiales a las llamadas subordinadas adverbiales.
*
SINTAGMA VERBAL: este sintagma se define por su núcleo, que sólo
puede ser un verbo.
A
continuación vamos a referirnos a las diferentes funciones
sintácticas que se pueden identificar en una oración. Hemos de
recordar que las funciones sintácticas son las relaciones que
establecemos entre los sintagmas para construir oraciones. No nos
detendremos más que lo imprescindible en consideraciones acerca de
la morfología y nos centraremos, esencialmente, en las funciones
realizadas por los distintos sintagmas y los métodos de
descubrimiento de estas funciones.
Diferenciaremos
las siguientes funciones: sujeto (SUJ), complemento directo
(CD), complemento indirecto (CI), suplemento (SUPL),
complemento circunstancial (CC), atributo (ATRIB),
adyacente nominal (AN), determinante (DET),
adyacente adjetivo (AADJ), adyacente adverbial
(AADV) y complemento predicativo (CP). Con la excepción de
las funciones de determinante, adyacente nominal, adjetivo
y adverbial, todas las demás funciones ponen a un elemento
dependiente en relación con un núcleo de carácter verbal, sea este
verbo, infinitivo, gerundio o participio. En las de
determinante y adyacente
nominal encontraremos a un elemento dependiente de un núcleo de
carácter nominal; en la de adyacente adjetivo a uno que
depende de un núcleo adjetivo; y en la de adyacente adverbial
a un sintagma que depende de un adverbio.
Ahora
nos ocuparemos de cada una de estas funciones sintácticas,
fijándonos en los sintagmas que pueden realizarlas así como en las
características que nos permiten su identificación.
Sujeto.-
La
función sintáctica de sujeto la realizará siempre un sintagma
nominal (SN), es decir un sintagma cuyo núcleo será un nombre
sustantivo, un pronombre o un infinitivo. Lo que caracteriza a esta
función sintáctica es la concordancia del núcleo del sintagma que
creemos sujeto con el verbo del que depende en número y persona.
Así, en las siguientes oraciones:
A.
“Me gustaban mucho los helados”.
B.
“Yo no sabía nada”.
C.
“El profesor me aburre mucho”.
Identificaremos
como sujetos a “los helados” (A), “yo” (B) y “el profesor”
(C). Cualquier variación que introduzcamos en el número o en la
persona del sujeto debe ir acompañada de una variación en el verbo,
si queremos mantener una estructura gramaticalmente correcta. De este
modo obtendríamos lo siguiente:
A.
“Me gustaba mucho el helado”.
B.
*“Tú no sabía nada”.
B:
*“Nosotros no sabía nada”.
B:
“Nosotros no sabíamos nada”.
C.
*“Los profesores me aburre mucho”.
C.
“Los profesores me aburren mucho”.
Puede
darse el caso, que más arriba hemos mencionado, de que realice la
función de sujeto un sintagma nominal cuyo núcleo sea un infinito,
elemento de carácter verbal que no varía ni en persona ni en
número. En estos casos el verbo del que es sujeto el infinitivo
está siempre en tercera persona y singular y no es posible
cambiarlo a plural sin dar lugar a una oración inaceptable. En los
siguientes casos encontramos dos infinitivos que funcionan como
sujeto:
A.
“Estudiar es muy divertido”.
B.
“Me encanta leer”.
En
A. “estudiar” y en B. “leer”. Si ahora ponemos los verbos de
ambas frases en plural nos encontramos con esto:
A.
*“Estudiar son muy divertido”.
B.
*“Me encantan leer”.
Como
hemos visto, de algún modo se puede decir que el infinitivo también
concuerda con el verbo del que depende al obligarlo a permanecer en
singular.
Finalmente,
podemos añadir una última característica del sujeto: nunca va
precedido de preposición.
Complemento
directo.-
Esta
función sintáctica la realizan los mismos elementos que la
anterior (sintagmas nominales). Reconoceremos a los elementos que la
realizan por una característica fundamental: al eliminar un
elemento que funciona como complemento directo aparecerá en
su lugar un pronombre personal lo, la, los o las,
según el género y el número del elemento eliminado. Dicho de otra
manera, siempre que un elemento lleve a cabo esta función será
posible sustituirlo por uno de los pronombres citados. Parece
evidente que en aquellos casos en los que nos encontremos en una
oración con alguno de estos pronombres, generalmente habremos de
analizarlos como complementos directos.
Cuando
el sintagma nominal que desempeña la función de complemento
directo
tiene como núcleo un infinitivo siempre es sustituible por el
pronombre lo,
puesto que el infinitivo no tiene ni género ni número y se
identificará con el elemento más general o no marcado3.
Por ejemplo:
A.
“Desea comenzar enseguida”; “Lo desea”.
B.
“Eduardo consiguió acabar el libro”; “Eduardo lo
consiguió”.
También
tenemos que considerar dos casos en los que podemos tener
dificultades para identificar la función sintáctica que realizan
algunos pronombres. En castellano se permite el leísmo
(es decir, el uso del pronombre le,
les
en lugar de lo,
los)
para aquellas situaciones en las que con el elemento que funciona
como complemento
directo
nos referimos a un ser humano masculino4.
Por ejemplo:
A.
“Le llevé al cine”.
B.
“María les abrazó entusiasmada”.
En
ambos casos le y les han sido usados en lugar de lo
y los, y en ambos casos estamos ante un complemento
directo. El modo de resolver las dudas en estos casos consiste
en sustituir los referentes masculinos por referentes femeninos.
Aplicando esta solución a A. y B. tendríamos:
A.
“La llevé al cine”.
B.
“María las abrazó entusiasmada”.
Hemos
comprobado que nos encontrábamos ante dos complementos directos
puesto que hemos tenido que usar la y las para
referirnos al género femenino y estos pronombres siempre realizan
la función de complemento directo.
Algo
similar a lo anterior sucede cuando se usan los pronombres
personales me, te, se, nos y os. Estos elementos
pueden realizar la función de complemento directo o la de
complemento indirecto. Para establecer en qué casos realizan
una u otra, lo más sencillo es la sustitución del pronombre
analizado por la o las, según sea singular o plural.
Si es posible la sustitución y se mantiene el sentido de la oración
estaremos ante complementos directos. De este modo, fijémonos
en las siguiente oraciones:
A.
“Mi mamá me mima”.
B.
“Te vi en aquella espantosa fiesta”.
C.
“Juan me trajo los ejercicios hechos”.
D.
“Te pusieron la nota que merecías”.
E.
“Mi primo nos llevó al cine”.
F.
“El mismo primo nos compró caramelos”.
Si
sustituimos todos los pronombres resaltados en negrita por las
formas la o las obtendremos las siguientes oraciones:
A.
“Mi mamá la mima”.
B.
“La vi en aquella espantosa fiesta”.
C.
*“Juan la trajo los ejercicios hechos”.
D.
*“La pusieron la nota que merecía”.
E.
“Mi primo las llevó al cine”.
F.
*“El mismo primo las compró caramelos”.
Como
hemos visto, las oraciones A., B. y E. son aceptables, es decir, en
esos casos estamos ante complementos directos, mientras que
en los casos de C., D. y F. los resultados de las sustituciones
propuestas son inaceptables y nos indican que estamos ante
complementos indirectos. Estos últimos sí admitirían la
sustitución por los pronombres propios de esa función:
C.
“Juan le trajo los ejercicios hechos”.
D.
“Le pusieron la nota que merecía”.
F.
“El mismo primo les compró los caramelos”.
El
elemento que funciona como complemento directo no suele ir
precedido de preposición, pero en algunas ocasiones podremos
encontrarnos con que se aparece precedido de la preposición a.
Esto sucede cuando es posible que se confunda el elemento que
realiza la función de sujeto con aquél que desempeña la de
complemento directo, como en la siguiente oración:
Complemento
indirecto.-
Entre
esta función sintáctica y la anterior existe una estrecha
relación, como acabamos de comprobar. Los elementos que pueden
realizarla son los mismos que ya hemos señalado para las
anteriores.
El
elemento que funciona como complemento indirecto aparece, con
la única excepción de los pronombres personales le, les, me,
te, se, nos y os, siempre precedido de la preposición a.
Para identificar un elemento como complemento indirecto hemos
de comprobar que es posible sustituirlo por le o les,
de acuerdo con el número del elemento analizado. Así, en las
siguientes oraciones:
A.
“María entregó el libro a la bibliotecaria”; “María
le entregó el libro”.
B.
“Regalaba sus libros a los mendigos”; “Les
regalaba sus libros”.
C.
“Esta asignatura me importa poco”; “Esta asignatura le
importa poco”.
En
la oración C. aparece funcionando como complemento indirecto
un pronombre personal. Puede dudarse, como hemos señalado
anteriormente, entre esta función y la de complemento directo,
pero esta duda queda resuelta al intentar la sustitución de “me”
por “la”, sustitución que daría lugar a una oración
inaceptable: *“Esta asignatura la importa poco”.
Es
posible que encontremos en no pocas oraciones combinaciones
idénticas a las propias del complemento indirecto, es decir,
un sustantivo o pronombre precedido de la preposición “a”, pero
a las que no es posible sustituir por los pronombres le, les.
Por ejemplo:
A.
“Renunció a la gloria”.
B.
“Él recurrió a sus hermanos para el negocio”.
Los
resultados de sustituir las combinaciones marcadas en negrita por
pronombre da lugar a oraciones agramaticales:
A.
*“La renunció”; *“Le renunció”.
B.
*“Él los recurrió para su negocio”, *“Él les recurrió para
su negocio”.
Suplemento o complemento régimen.-
Esta
es una de las funciones sintácticas más difíciles de identificar
debido a su proximidad formal con la de complemento
circunstancial. El sintagma nominal es el único capaz de llevar
a cabo esta función. Su apariencia es siempre la de una combinación
de preposición más sintagma nominal. Para identificarla como
suplemento ha de ser posible poder sustituir la mencionada
combinación por la misma preposición más un pronombre. Asimismo
es necesario que el sintagma así analizado sea imprescindible para
mantener el sentido pleno del sintagma o frase en el que esté. De
este modo en:
- “Nos referiremos a su situación”; “Nos referiremos a ella”.
- “Recurrió a su familia”; “Recurrió a ella”.
Hemos
señalado en negrita los segmentos que responden a las
características propias
de
esta función.
Complemento
circunstancial.-
Esta
función sintáctica puede ser realizada por un sintagma nominal
(cuyo núcleo puede ser un sustantivo, un pronombre o un infinitivo,
normalmente precedidos por una preposición o, incluso, más
raramente, por dos)6
o por un sintagma adverbial (cuyo núcleo puede ser un adverbio o un
gerundio). El elemento que jamás funciona como
complemento circunstancial
es el sintagma adjetivo (cuyo núcleo es un adjetivo o un
participio).
Esta
función sintáctica ha sido y es todavía una especie de cajón de
sastre al que van a parar todos elementos a los que no podemos
asignar ninguna de las funciones que aquí tratamos. Tanto es así
que este método negativo es el que podemos aplicar para identificar
un elemento como complemento circunstancial, de modo que
llegaremos a él tras desestimar otras opciones.
Los
elementos que funcionan como complementos circunstanciales
aportan nociones de lugar, modo, tiempo, causa, finalidad,
instrumento, etc. Este listado podríamos hacerlo interminable, sólo
depende de nuestra capacidad para distinguir posibilidades
significativas en las distintas oraciones. Nosotros no hablaremos,
en consecuencia de clases de complementos circunstanciales,
sino que nos limitaremos a identificar la función con este único
nombre.
En
las siguientes oraciones todos los elementos señalados en negrita
realizan la función de complemento circunstancial:
A.
“Se quedó allí”.
C.
“La caravana pasó por sobre la loma”.
D.
“Ahora hay muchas oportunidades”.
E.
“Lo perdonó para olvidar su pasado”.
F.
“De ti piensa mal”.
G.
“El lunes vi esa película en el cine”.
Atributo.-
Esta
función sintáctica puede ser realizada por todos los sintagmas
excepto el verbal. Así podemos encontrar funcionando como atributo
a sustantivos, pronombres, infinitivos, adjetivos, participios,
adverbios y gerundios. Habitualmente es el sintagma adjetivo
(adjetivos y participios) quien desempeña esta función. Veamos
ejemplos ilustrativos de lo anterior:
A.
“Mi primo es el portero” (sustantivo).
B.
“Tú eres éste” (pronombre).
C.
“El objetivo es aprobar” (infinitivo).
D.
“Ellos no son presentables” (adjetivo).
E.
“Vosotros estáis acabados” (participio).
F.
“Juan está allí” (adverbio).
G.
“El niño está congelándose” (gerundio).
Tres
son las características fundamentales de esta función sintáctica:
1) siempre depende de un verbo copulativo (“ser” y “estar”)
o pseudocopulativo (“resultar”, “parecer”, “quedar”).
Así, en las siguientes oraciones, encontramos:
A.
“Los alumnos son buenos”.
B.
“Los animales están indefensos”.
C.
“El examen resultó sencillo”.
D.
“Este chico parece cansado”.
E.
“Pedro quedó anonadado”.
2)
Siempre es posible sustituir el elemento que funciona como atributo
por el pronombre “lo”, independientemente del género y del
número del elemento analizado. Si realizamos esta sustitución en
la primera serie de ejemplos, obtendríamos:
A.
“Mi primo lo es”.
B.
“Tú lo eres”.
C.
“El objetivo lo es”.
D.
“Ellos no lo son”.
E.
“Vosotros lo estáis”.
F.
“Juan lo está”.
G.
“El niño lo está”.
Y
3), si es posible, el elemento que realiza esta función concuerda
en género y número con el sujeto de la oración, como en las
siguientes oraciones:
A.
“Los colores son variados”.
B.
“Tus amigas resultan simpáticas”.
C.
“Mis alumnos parecen los mejores”.
D.
“Mi gato está enfermo”.
Complemento
predicativo.-
Esta
es una función sintáctica de características similares a la
anterior, desde el punto de vista semántico. Se diferencia de ella
en que se identifica en oraciones cuyo núcleo es un verbo
“predicativo” (es decir, “no copulativo”). También se
distingue de la anterior porque los elementos que pueden realizarla
se reducen a sintagma nominal y sintagma adjetivo. Asimismo, es
imposible sustituir a un segmento que realice esta función por el
pronombre “lo”, característica de la función atributo.
El
elemento que desempeñe la función de complemento predicativo
ha de concordar en género y número con el sujeto o con el
complemento directo, ya que con ambas funciones sintácticas
se relaciona. Veamos algunos ejemplos en los que aparecen en negrita
los elementos que funcionan como complemento predicativo:
A.
“Elena saltó la primera”.
B.
“El río bajaba turbio”.
C.
“Felipe llamó insensatas a las chicas”.
En
algunas ocasiones el hablante puede evitar referirse al sujeto,
siendo entonces el elemento que desempeña la función de
complemento predicativo quien nos informa del género y del
número de aquel. Esto no sucede cuando es al complemento directo
al que está vinculado el complemento predicativo. Si
eliminamos en los ejemplos anteriores los segmentos mencionados,
obtendremos:
A.
“Saltó la primera” (sabemos que el sujeto es un femenino
singular).
B.
“Bajaba turbio” (sabemos que el sujeto es un masculino
singular).
C.
*“Felipe llamó insensatas” (la oración resultante es
agramatical, no podemos prescindir del elemento que funciona como
complemento directo).
Adyacente
nominal, adjetivo y adverbial.-
Identificaremos
como adyacente nominal a todos aquellos segmentos que
dependan de un sustantivo o un pronombre; como adyacente adjetivo
a los que lo hagan de un adjetivo; y como adyacente adverbial
a los que dependan de un adverbio. Obsérvese que, con la excepción
de estas funciones, todas las demás a las que nos hemos referido
arriba relacionan a un elemento dependiente con un núcleo de tipo
verbal (verbo, infinitivo, participio o gerundio). De este modo, la
característica esencial de estas funciones sintácticas es su
dependencia de un núcleo no verbal. Así, en los siguientes
ejemplos, todos los elementos en negrita realizan alguna de estas
tres funciones sintácticas:
A.
“El coche rojo va muy lento” [AN y AADJ].
B.
“Uno, cansado de esperar, se marchó” [AN].
C.
“El muchacho es demasiado simpático” [AADJ].
D.
“Estamos muy cerca de conseguirlo” [AADV].
Si
decidiésemos prescindir de los segmentos resaltados, nos daríamos
cuenta de que el sentido de la oración no se ve afectado
esencialmente:
A.
“El coche va lento”.
B.
“Uno se marchó”.
C.
“El muchacho es simpático”.
D.
“Estamos cerca”.
En
definitiva, los elementos que realizan la función de adyacente
nominal, adjetivo o adverbial, no son imprescindibles para
mantener el sentido de la oración en la que aparecen.
Determinante.-
Esta
función sintáctica aparece aquí para evitar contradicciones o
discusiones innecesarias9.
En general, se dice que realizan esta función el artículo y los
adjetivos determinativos. Así:
A.
“El primo de aquella chica regresó enfermo a su
pueblo”.
B.
“Renunciaron a sus prebendas”.
Se
entiende que los elementos que aparecen en negrita funcionan como
determinantes.
1También
llamado “Complemento régimen”.
2
El asterisco (*) indica que la oración es incorrecta o
inaceptable.
3
Se habla de elemento no
marcado para referirse, dentro de una serie,
a aquel elemento cuyo significado es más general y se usa en los
casos donde desaparecen las diferencias entre los integrantes de la
serie. Así, el género masculino es el no marcado en español, pues
se usa en situaciones en las que es necesario referirse a un
conjunto de elementos femeninos y masculinos, como cuando decimos
“los romanos”, para referirnos a todos los ciudadanos de Roma,
independientemente de su sexo, su edad o condición.
4
Siempre hay que tener en cuenta que la lengua
es una institución social usada por distintas personas y así es
posible que encontremos casos de leísmo
referidos a animales que para el hablante tienen calidad humana y
se refiere a ellos como a iguales.
5
Si la preposición a
nos indujese a confusión entre las funciones de complemento
directo y complemento
indirecto podremos recurrir a la sustitución
por los pronombres de complemento directo
la o las.
6
En realidad son pocos los sustantivos que pueden
realizar la función de complemento
circunstancial sin ir precedidos de una
preposición, reduciéndose los casos a una serie de términos
referidos a nociones temporales, como los nombres de los días de la
semana y otros términos como “víspera”, etc.
7
En esta oración son dos los complementos circunstanciales:
“al kiosco” y “por los periódicos”.
8
Como en la oración B., dos son los complementos
circunstanciales presentes en esta oración:
“en la clase” y “diciendo tonterías”.
9 Sería
más coherente, y más rentable, entender el artículo como un
morfema del sustantivo. De este modo se identificarían como tales
combinaciones como “la casa”, “los libros”, “el bueno”,
“lo mío”, “el mismo”, etc. Y se entendería que los
llamados adjetivos determinativos realizan la función de adyacente
nominal. Esto simplificaría la
teoría y el análisis tanto morfológico como sintáctico.
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