En
un texto anterior nos hemos referido a la oración simple. Se
caracteriza ésta por construirse en torno a un núcleo constituido
por el único verbo que puede aparecer en ella: en la oración simple
sólo hallaremos un verbo conjugado. Cuando comparecen dos o más
formas verbales debemos hablar de oraciones compuestas y
complejas.
La
oración compuesta.-
Utilizamos
la expresión oración compuesta para referirnos a oraciones en las
que identificamos dos o más verbos sin que ninguno de ellos esté
subordinado o dependa de otro elemento. La oración compuesta no es
otra cosa que el resultado de la unión de dos o más oraciones
simples mediante conjunciones1:
de estas oraciones simples decimos que están coordinadas. Así:
A.
“Pedro es simpático, pero no me gusta su
trabajo”.
B.
“Viajó durante su juventud y descansó al
envejecer”.
En
negrita aparecen marcados los verbos y las conjunciones,
características esenciales de la oración compuesta, que no supone
ninguna novedad ni plantea ningún problema nuevo ya que lo que
estamos analizando ahora siguen siendo oraciones simples.
La
oración compleja.-
Se
distingue este tipo de oraciones del anterior en el tipo de
relaciones que se establece entre las formas verbales presentes en
ellas: mientras que en las compuestas las relaciones son de
coordinación, en las oraciones complejas las relaciones son de
subordinación. De este modo, en las oraciones complejas podemos
identificar un único verbo principal en torno al cual se construye
la oración. Los demás verbos que puedan aparecer estarán
subordinados al verbo principal o a otros elementos de la oración,
constituyendo lo que se llama una oración subordinada. De acuerdo
con la función sintáctica que realice o, más exactamente, de
acuerdo con el elemento por el que pueda ser sustituida, la oración
subordinada será sustantiva, adjetiva o adverbial.
La
oración subordinada sustantiva: identificaremos como tales
aquellas oraciones subordinadas que realicen una función propia del
sintagma nominal, como sujeto, complemento directo, complemento
indirecto, etc. Los elementos encargados de subordinar al verbo y
permitirle realizar estas funciones sintácticas son los siguientes:
- La
conjunción subordinante que: “Me dije que no merecía la
pena la discusión”; la subordinada sustantiva realiza aquí la
función de CD (“Me lo dije”). “Les gusta que
esperemos aquí”; en este caso la subordinada lleva a cabo la
función de SUJ (“Eso les gusta”).
-
El relativo quien, quienes y sus equivalentes “artículo +
pronombre relativo que” [el que, la que, lo que, los que, las
que]: “Siempre preguntaba quien no lo necesitaba”
[“Siempre preguntaba el que no lo necesitaba”]; en ambos
casos la subordinada desempeña la función de SUJ (“Siempre
preguntaba él/ella”). “Hicimos presidente a quien
menos lo merecía” [“Hicimos presidente al que menos lo
merecía”2];
la función realizada en estos ejemplos es la de CD (“Lo
hicimos presidente”).
-
El si no condicional: “Todavía no sabemos si
participaremos en ese torneo”; la subordinada sustantiva
funciona aquí como CD (“Todavía no lo sabemos”). Hemos
de fijarnos en el hecho de que este “si” no expresa condición
alguna, de ahí su nombre.
-
Los relativos tónicos [quién, dónde, cuánto, cómo, cuándo,
qué]: veamos los siguientes ejemplos en los que todas las
subordinadas realizan la función de CD: “Juan preguntó quién
era” (“Juan lo preguntó”); “Nunca supe dónde
vivía” (“Nunca lo supe”); “No le digas cuánto
ganaste” (“No se lo digas”); “Supo demasiado
tarde cómo habían conseguido la victoria” (“Lo
supo demasiado tarde”); “Ignoro cuándo se casaron”
(“Lo ignoro”); “Por fin averigüé qué deseaban”
(“Por fin lo averigüé”).
Si
aceptamos que todos los ejemplos que hemos propuesto equivalen a un
sustantivo o a un pronombre, hemos de aceptar también que estas
mismas subordinadas pueden verse afectadas por los mismos elementos
que actúan sobre aquéllos, fundamentalmente las preposiciones. De
este modo si es habitual encontrarnos con una oración simple como
ésta: “El perro de ese muchacho está enfermo”, podemos
pensar en una oración compleja como la siguiente: “El perro de
quien tú sabes está enfermo”. Es decir, que allí donde
comparezca un sustantivo o un pronombre podemos encontrar una
subordinada sustantiva.
La
oración subordinada adjetiva: este tipo de oraciones se define
por su equivalencia con el adjetivo o, lo que es lo mismo, por
realizar funciones sintácticas propias del sintagma adjetivo y, más
exactamente, la función de AN. Siempre encontraremos un relativo
(pronombre, adjetivo o adverbio) como responsable de la
subordinación.
-
El pronombre relativo que es el más habitual. Se considera
pronombre a este elemento porque realiza una función sustantiva
respecto al verbo que subordina. Así, en “Ese primo que
vino contigo parece inteligente”, el “que” permite a
“vino contigo” funcionar como AN de “Ese primo”, pero,
además, es el sujeto de “vino”. Esto es así porque se
considera que “que” realiza la misma función sintáctica que
llevaría a cabo su antecedente3
respecto al verbo subordinado. En este caso el antecedente de “que”
sería “Ese primo”, de modo que si en lugar de “que”
apareciese “Ese primo”
(“Ese primo vino contigo”), realizaría la función de SUJ, de
lo cual deducimos que esa misma función es la de “que”.
-
El adjetivo relativo cuyo: éste elemento ha sido relegado a
la lengua escrita y es bastante extraño su uso en la lengua oral.
Nos referimos a él como adjetivo por ser de este carácter la
función sintáctica que realiza dentro de la oración subordinada.
Veamos un ejemplo: “Compró una novela cuyo autor es belga”.
En este ejemplo, la subordinada adjetiva, “cuyo autor es belga”,
funciona como AN de “novela”; dentro ya de la subordinada,
“cuyo” realiza la función de AN de “autor”, con el cual
concuerda en género y número.
- El
adverbio relativo donde: los mismos motivos planteados para
“que” y “cuyo” explican el que nos refiramos a “donde”
como adverbio. Al igual que los dos anteriores se utiliza para
subordinar adjetivamente a un verbo, pero en este caso “donde”
realiza una función adverbial respecto al verbo por él subordinado.
De este modo en “Compraría la casa donde nací”, “donde
nací” funciona como AN de “la casa”, y “donde” realizaría
la función de CC respecto a “nací”.
La
oración subordinada adverbial: tradicionalmente se entiende por
subordinada adverbial aquélla que realiza la función de CC. Sin
embargo, si tenemos en cuenta los análisis hecho de oraciones
simples recordaremos que no son pocos los casos en los que un
sustantivo, un pronombre o un infinitivo realiza esta función, de lo
cual hemos de concluir que no siempre que identifiquemos una
subordinada funcionando como CC hemos de referirnos a ella como
subordinada adverbial, puesto que es posible que se trate de una
subordinada sustantiva. Veamos algunos ejemplos:
-A.
“Todavía vivo donde me conociste”; “Todavía vivo
allí”.
-B.
“El negocio salió como yo suponía”; “El negocio salió
así”.
-C.
“Cambió de país cuando acabó la guerra”; “Cambió de
país entonces”.
En
estos tres casos encontramos oraciones subordinadas que realizan la
función de CC, pero que además serían sustituibles por adverbios.
-D.
“Aquí trabajamos para que viváis mejor”; “Aquí
trabajamos para eso”.
-E.
“Me voy porque ya no te aguanto”; “Me voy por eso”.
También
en estos dos casos nos encontramos con subordinadas que realizan la
función de CC, pero que no pueden ser sustituidos por adverbios,
sino que son sustituidos por “preposición + pronombre”. Por este
motivo consideramos más aceptable la denominación “subordinadas
circunstanciales” y no “adverbiales”.
También
hemos de considerar como subordinadas adverbiales a aquéllas que
realicen las funciones de AADJ o AADV, funciones sintácticas propias
del SADV. Así, por ejemplo serán adverbiales las subordinadas
señaladas con negrita en los siguientes ejemplos:
-F.
“Se instaló cerca de donde vivo yo” [AADV].
-G.
“Es tan fuerte como decía el periódico” [AADJ].
1En
español podemos identificar como conjunciones de coordinación las
siguientes formas: y,
e, ni, o, sino, pero, mas, aunque, pues, luego. Dispone
la lengua, también, de un número no pequeño de locuciones
conjuntivas como bien
bien, ora
ora, etc.
2Observemos
que, en estos casos, el uso de “artículo + que” nos permite
distinguir el género, cosa que no permite “quien”. Quizá a eso
se deba el uso casi generalizado de esta combinación en detrimento
de “quien”.
3Se
llama antecedente
al sustantivo o pronombre al que se refiere “que” y del que toma
su significado, y que, a menudo, suele aparecer inmediatamente
antes.
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