El poeta, al parecer,
nació en Sevilla, en 1520. Perteneció a una familia noble y
acaudalada y, como muchos de sus iguales, siguió la carrera militar.
Gracias a esta, estuvo en Italia y Alemania. Posteriormente, regresó
a Sevilla y, después de un tiempo, viajó a América, ya que tenía
un hermano en Méjico. Pudo morir en 1554, en un duelo relacionado
con asuntos de amores, pero no hay seguridad alguna al respecto.
No parece un escritor
prolífico (aunque estas afirmaciones siempre son sospechosas).
Compuso madrigales (especialmente famoso es el primero), canciones,
sonetos y epístolas. Adoptó el nombre poético de Vandalio,
asignando a su amada el de Dórida.
Por lo que se refiere a
su estilo, destacan su naturalidad, suavidad, humor e ironía. Se
tiene la sensación ante sus versos de estar ante un poeta fácil,
pero su obra es muy desigual. Es capaz de escribir versos exactos,
precisos, y, al tiempo, otros rígidos, forzados quizás por haber
agotado su inspiración en los anteriores.
De él escribió Fernando
de Herrera: “En Cetina, cuanto a los sonetos particularmente, se
conocen la hermosura y gracia de Italia; y en número, lengua,
terneza y afectos ninguno le negará lugar con los primeros; mas
fáltale el espíritu y vigor, que tan importante es en la poesía; y
así, dice muchas cosas dulcemente, pero sin fuerzas”.
Sin embargo, más que
falta de entusiasmo quizás habría que notar en Cetina una cierta
distancia irónica que le impide simular el arrebato, el convencional
desmayo de los versos de algunos contemporáneos suyos. Ilustran muy
bien esta realidad estos textos:
Madrigal I
Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois
alabados,
¿por qué, si me miráis,
miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a
aquel que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos
hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis,
miradme al menos.
Soneto
Si es verdad, como está
determinado,
como en casos de Amor es
ley usada,
transformarse el amante en
el amada,
que por el mismo Amor fue
así ordenado,
yo no soy yo, que en vos
me he transformado;
y el alma puesta en vos,
de sí ajenada,
mientras de vuestro ser
sólo se agrada,
dejando de ser yo, vos se
ha tornado.
Mi seso, mis sentidos y
mis ojos
siempre vos los movéis y
los movisteis
desde el alma do estáis
hecha señora.
Si cosa he dicho yo que os
diese enojos,
mi lengua sólo fue
pronunciadora,
mas vos que la movéis,
vos lo dijisteis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario