jueves, 26 de enero de 2017

Comentario del "Romance del prisionero".

“Que/ por/ ma/yo - e/ra/ por/ ma/yo, [8] -
cuan/do/ ha/ce/ la/ ca/lor/, [7+1] a
cuan/do/ los/ tri/gos/ en/ca/ñan [8] -
y - es/tán/ los/ cam/pos/ en/ flor, [7+1] a
5 cuan/do/ can/ta/ la/ ca/lan/dria [8] -
y/ res/pon/de - el/ rui/se/ñor, [7+1] a
cuan/do/ los/ e/na/mo/ra/dos [8] -
van/ a/ ser/vir/ al/ a/mor, [7+1] a
si/no/ yo/, tris/te/, cui/ta/do, [8] -
10 que/ vi/vo - en/ es/ta/ pri/sión, [7+1] a
que/ ni/ sé/ cuán/do - es/ de/ dí/a [8] -
ni/ cuán/do/ las/ no/ches/ son, [7+1] a
si/no/ por/ u/na - a/ve/ci/lla [8] -
que/ me/ can/ta/ba - al/ al/bor. [7+1] a
15 Ma/tó/me/la - un/ ba/lles/te/ro [8] -
dé/le/ Dios/ mal/ ga/lar/dón. [7+1] a

1.- Breve relación sobre el autor y su época.
Es éste un romance viejo, por tanto de autor desconocido. Como escribió Menéndez Pidal El autor se llama Ninguno o Legión. Ha de localizarse en el final de la Edad Media su creación, antes de acabar el siglo XV, aunque, de acuerdo con su carácter popular, no deja de ser una afirmación discutible.
Estaríamos en los últimos momentos de un sistema feudal que se derrumba y de ahí que personajes como el prisionero de nuestro romance estén solos y aislados, ajenos a cualquier estructura jerárquica.

2.- Plano de la expresión.
2.1. Nivel fónico: el poema está compuesto por 16 versos octosílabos, rimando los pares en asonante (en -o-) y quedando sueltos los impares, es decir, responde a la estructura canónica del romance.
Respecto a las figuras propias de este nivel de análisis puede defenderse la existencia de aliteración en los versos 5 y 6: cuando canta la calandria (aliteración de /k/) ; y responde el ruiseñor (aliteración de /r/). Sería posible pensar aquí en la existencia de esta figura retórica como forma de dar carácter musical a estos dos versos donde se refiere el autor al canto de dos aves.
2.2. Nivel morfosintáctico: el análisis sintáctico de este texto nos revela su perfecta armonía y la disposición simétrica de los elementos con los que ha sido construido el poema. Arranca éste con una violenta elipsis, Que (verso 1), que nos introduce en la historia violentamente. Esta elipsis nos enfrenta con una frase nominal conectada a una segunda frase nominal por sino (verso 9), de modo que los catorce primeros versos están construidos en torno a dos núcleos: uno falsamente nominal, que era, y uno claramente nominal, yo. El primero nos remite al desarrollo del ambiente en el que se desarrolla la historia, el paisaje. El segundo se concentra en la primera persona, que se hace protagonista del poema. Finalmente, los dos últimos versos los ocupan dos frases verbales de estructura idéntica: la primera tiene como núcleo a mató (pretérito indefinido: acción acabada y real -el indicativo es el modo de la realidad-), y es su sujeto un ballestero; el CI es otra vez la primera persona, que reaparece aquí; el CD lo constituye el referente a otro de los protagonistas del poema, una avecilla”. La segunda tiene como núcleo (presente de subjuntivo, modo de la irrealidad) y su sujeto es Dios”; el sujeto de la anterior pasa aquí a ser CI, sustituyendo a la primera persona; el CD es mal galardón”.
Una figura retórica que no es posible ignorar aquí es la anáfora (repetición de cuando), que es utilizada para marcar el ritmo del poema. También anafóricos debemos considerar los que con los que comienzan los versos 1, 10, 11 y 14.
También podría entenderse como quiasmo la estructura de los versos 11 y 12, que acentúan de ese modo su encontrado significado.
En lo que se refiere a las clases formales y su importancia en el texto, los sustantivos y verbos dominan ampliamente a las demás: encontramos 18 sustantivos y 14 verbos, frente a 6 adjetivos, 6 pronombres y 1 infinitivo. Esto quiere decir dos cosas: primera, los sustantivos pretenden una referencia universal y total, no se matizan mediante adjetivos, no se concretan, sino que se usan en su valor más absoluto y sustantivo; la utilización de tantos verbos pretenden una historia en la que se suceden los hechos, no una historia estática sino dinámica. Si analizamos ahora los pronombres, veremos que cuatro son de primera persona, es decir, son el prisionero”, y los otros dos aluden a los otros dos elementos fundamentales de la historia, la avecilla y el ballestero. De los seis adjetivos, hay tres calificativos, dos empleados para retratar al prisionero” (triste” y cuitado”) y uno para construir una paradoja Mal galardón”, refiriéndose al ballestero. Los tres adjetivos no calificativos se usan de modo distinto: en “esta prisión”, esta se utiliza para aproximarnos a la celda del protagonista, casi para meternos en ella y ponernos al lado del prisionero”. Los otros dos, una y un”, evitan individualizar a la avecilla y al ballestero, continuando con el afán de referencias totales. No estaría de más notar aquí que, quizá, este escaso uso de los adjetivos y la particular utilización de los existentes, se deba a la pretensión del autor de ponernos en el lugar del prisionero que al no ver nada, a nada puede individualizar con calificativos (sólo ese cariñoso diminutivo para referirse al ave).
2.3. Nivel léxico-semántico: si algún campo semántico puede proponerse aquí es el de la Primavera, pero más que como estación, como símbolo de la vida. Así, 13 de los sustantivos usados en el poema aluden a ella: mayo, la calor, los trigos, los campos + flor, la calandria, el ruiseñor, los enamorados, el amor, día, avecilla, albor, Dios; frente a ellos se sitúan aquellos que aluden a la realidad del protagonista, términos negativos: prisión, las noches, ballestero, mal + galardón, triste, cuitado. Como puede verse, predomina lo positivo en el poema, de ahí que sea más violento el contraste con la situación del protagonista y, especialmente, los dos versos con los que acaba el poema.
Respecto a las figuras retóricas presentes en el poema, éstas son escasas, como no podía ser de otro modo. No olvidemos que estamos ante una muestra de literatura popular, una de cuyas características es la economía de medios, la sencillez de sus formas y, en consecuencia, la gran intensidad y pureza de sus resultados. A pesar de esto, podemos hablar de paradoja en el verso 16: Mal galardón, puesto que galardón” es premio o recompensa de los méritos o servicios”, por lo que no puede ser malo, como paradójicamente se plantea en el texto. Esta paradoja es usada, tal vez, para hacer más intensa la amargura del prisionero.
Como personificación o prosopopeya puede entenderse el servir al amor, del verso 8, donde parece atribuirse caracteres de persona al amor, acaso con el fin de hacerlo más próximo al receptor, o quizás, por mera costumbre: servir al amor parece una frase hecha.

3.- Plano del contenido.
3.1. Sustancia del contenido: en el poema se nos relata la terrible vida de un prisionero absolutamente aislado del mundo. Sólo tiene recuerdos y con ellos reconstruye el mundo exterior. El tema del poema podría ser la soledad (forzosa ya que se habla de un prisionero), una soledad de la que le consuela un ave, que se beneficia en el poema de un expreso sentimiento de cariño personal con el diminutivo, avecilla”. Ésta podría simbolizar la vida del prisionero, su esperanza, su primavera, esto es, su ilusión la encarna una frágil ave, y ésta es anulada por el otro hombre que aparece relativamente individualizado en el poema, un ballestero. El dolor amargo del prisionero se concentra en el último verso que parece expresar un deseo imposible y desencantado Déle Dios mal galardón, acentuado por esa paradoja ya referida.
3.2.- Forma del contenido: lo que acabamos de escribir se concreta en la división del poema en tres partes:
1ª: el autor nos describe la alegría de la primavera, la vida tal y como la recuerda ya que no la puede ver, de ahí la ausencia de adjetivos (versos 1-8).
2ª: el poeta nos informa de su estado, iniciándolo con la tímida paradoja vivo en esta prisión”, y aquí sí aparecen adjetivos que describen una realidad que está viendo (triste” y cuitado); también aparece aquí la esperanza simbolizada en la avecilla que le mantiene en contacto con sus recuerdos, esto es, con el mundo exterior recordado, donde a la noche le sucede el día: para él siempre es noche (versos 9-14).
3ª: el desenlace en el que se concentra toda el amargo dolor del texto, con la muerte de la avecilla o, lo que es lo mismo, de la esperanza (versos 15-16).

4.- Conclusiones.
Este es un texto ejemplar respecto a los romances tradicionales o viejos. Con una gran economía de medios nos transmite una historia conmovedora y terrible. Palabras sencillas y una estructura sintáctica escrupulosamente simétrica, el uso moderado de figuras retóricas, permiten al poema ser admitido y comprendido por cualquier hispanohablante, que puede disfrutar con la historia del prisionero, sin transcenderla o haciendo un análisis más profundo, entender la amarga realidad que en él se halla.




SUSTANTIVO

ADJETIVO

VERBO

PRONOMBRE

INFINITIVO

mayo (2)
la calor
los trigos
los campos
flor
la calandria
el ruiseñor
los enamorados
el amor
prisión
día
las noches
avecilla
el albor
ballestero
Dios
galardón

triste
cuitado
esta
una
un
mal

era
hace
encañan
están
canta
responde
van
vivo
es
son
santaba
mató


yo
me (2)
la
le

servir


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