jueves, 16 de febrero de 2017

Léxico del español de Canarias.

Una forma de aproximación a este aspecto del español de Canarias bien pudiera ser la división en dos grandes bloques de términos de acuerdo con su origen. Así, consideraremos un primer grupo de palabras de origen hispano y un segundo grupo de elementos procedentes de lenguas ajenas (canarismos de raíz extranjera o de préstamo).

Palabras de origen español.-
Estas palabras deben considerarse desde diversos aspectos ya que se han desarrollado a partir de distintos procedimientos, como pudieran ser voces que han resultado de evoluciones espontáneas, desarrollos gramaticales o restricciones o ampliaciones de ámbito geográfico de términos existentes en la lengua española general. Así, alegar, que en el español estándar significa “citar, traer uno a favor de su propósito, como prueba, disculpa o defensa, algún hecho, dicho, ejemplo, etc.” (primera acepción); en la acepción cuarta se da como canarismo y americanismo “disputar, altercar”. Más exactamente, en Canarias podría decirse que significa “hablar, conversar, charlar; murmurar, criticar; platicar sin objeto determinado y por mero pasatiempo”.
Dentro de este primer grupo que aquí estamos comentando podrían hacerse, a su vez, dos subgrupos: el primero de palabras que tienen su origen en voces generales del idioma; y el segundo de aquellas que lo tienen en voces hispánicas dialectales.
Canarismos originados en voces generales del español.-
Se trataría aquí de elementos resultado del desarrollo de posibilidades fónicas, morfosintácticas o semánticas del sistema. Desgranando en distintas clases estos canarismos podríamos distinguir:
* De origen general por derivación:
Estamos ante palabras que han resultado de ampliaciones o restricciones morfológicas de voces panhispánicas. Los sufijos más utilizados son los siguientes:
-1) –ero: desarrolla, entre otros, los siguientes significados: a) sentido agentivo, como en barajera, “mujer que hace adivinaciones mediante las cartas de la baraja” [no figura en la R.A.E.]; acequiero/a, “persona que distribuye y vigila las aguas de riego” [significado similar en la R.A.E.]; b) sentido instrumental, como en lapero, “especie de espátula usada para desprender las lapas de las rocas” [no figura en la R.A.E.]; salemera, “red para la pesca de salemas” [no figura en la R.A.E.]; c) sentido espacial, como en pesquero, “lugar donde se puede hacer una buena pesca” [en la R.A.E. aparece como adjetivo, solamente]; cochinera, “pocilga, establo de cerdos” [en la R.A.E. aparece como adjetivo, solamente]; d) sentido de planta o árbol frutal, como en naranjero o manzanero, “árboles que producen naranjas [R.A.E., en algunas partes] y manzanas [R.A.E., Ecuador], respectivamente”; e) sentido aumentativo, como en pleitera, “pleitos y peleas continuas” [no figura en la R.A.E.]; brisero, “brisa continuada y algo fuerte” [no figura en la R.A.E.]; f) sentido adjetivo, como en burletero, “burlón” [no figura en la R.A.E.]; invernera, “de invierno (así “papa invernera”)” [no figura en la R.A.E.].
2) –illo e –ito: de modo general se utilizan para aplicar nombres generales de accidentes de terreno a referentes de menor envergadura, como en barranquillo, “se aplica a los barrancos que no nacen en las cumbres de las islas” [no figura en la R.A.E.]; puntilla, “pequeña lengua de tierra que penetra en el mar” [no figura en la R.A.E. esta acepción]; también se utilizan estos sufijos diminutivos para referirse a algunas especies botánicas que presentan cierto parecido morfológico con sus designaciones habituales, como en batatilla, “helecho silvestre, de frondes anuales, verdes, que se cría espontáneamente en los terrenos altos, pedregosos, ...” [no figura en la R.A.E.]; lentejilla, “planta leguminosa, parecida a la arveja (guisante), pero de grano más pequeño que se cría entre los sembrados” [no figura en la R.A.E.].
3) –ón: este sufijo ha desarrollado diversos sentidos contextuales: a) aumento del tamaño de lo designado por el término primitivo, como bizcochón, “masa compuesta de la flor de la harina, huevos y azúcar que se cuecen al horno en un molde cilíndrico” [no figura en la R.A.E.]; palometón, “variedad de palometa grande” [no figura en la R.A.E.]; b) superlativización de cualidades, como fragilón, “tonto, idiota” [no figura en la R.A.E.]; c) adjetivación de sustantivos y verbos, como en bembón, “con los labios muy pronunciados y gruesos” [asignado en la R.A.E. a algunos países hispanoamericanos]; topón, “topador, que topa” [no figura en la R.A.E.].
4) –azo: este sufijo aumentativo se ha utilizado en los siguientes sentidos: a) el de golpe dado con algún objeto, como en sogazo, “golpe dado con una soga a modo de látigo” [no figura en la R.A.E.]; rastrillazo, “golpe fuerte” [no figura en la R.A.E.]; b)el de acción realizada con, como en potalazo, “acción de fondear con la potala” [no figura en la R.A.E.].
5) –ada: este sufijo lo encontramos en palabras que desarrollan las siguientes orientaciones de sentido: a) designa la acción propuesta por el infinitivo del que deriva, como en frenada, “frenazo, acción de frenar bruscamente” [acepción similar en la R.A.E.]; ordeñada, “acción de ordeñar” [no figura en la R.A.E.; el equivalente sería ordeño]; b) cantidad que contiene lo designado por la palabra de la que deriva, como en pesebrada, “porción de comida que se pone en el pesebre” [no figura en la R.A.E.]; talegada, “abundancia, gran cantidad de cosas, y especialmente de dinero” [en la R.A.E., lo que cabe en una talega, saco o bolsa]; c) grupo de elementos como el designao por la palabra origen, como en camellada, “manada o grupo de camellos” [no figura en la R.A.E.]; d) cosa hecha con lo designado por la raíz, como en garbanzada, “plato de carne con garbanzos y papas” [no figura en la R.A.E.]; potajada, “comida abundante en potaje” [no figura en la R.A.E.]; e) cosa propia del elemento designado por la raíz, como en maletada, “cosa propia de un maleta” [no figura en la R.A.E.].
6) –dor: con este sufijo encontramos las siguientes oorientaciones de sentido: a) sentido agentivo, como en marcador, “persona que marca los racimos de plátanos maduros que se deben cortar de la platanera” [no figura en la R.A.E. con este significado]; rematador, “persona que realiza trabajos de construcción a un precio previamente acordado” [no figura en la R.A.E. con este significado]; b) sentido instrumental, como en desgranador, “instrumento, generalmente de madera, en forma de cuña y de unos ocho centímetros de longitud, que se empleaba para desgranar las mazorcas de maíz” [significado similar en la R.A.E., pero sin concretar respecto a qué producto agrícola]; indicador, “intermitente del automóvil” [significado similar en la R.A.E., pero sin concretar respecto a qué].
7) –uso, -udo, -ento: encontramos estos sufijos en palabras como ideoso, “se registra también en Murcia como “rencoroso, malintencionado” y en América como “venático, caprichoso, maniático”; también aparece en otros textos definido como “tracista, dado a ardides y engaños” [no figura en la R.A.E.]; paletudo, “que tiene los incisivos muy grandes” [no figura en la R.A.E.]; bichento, “podrido, lleno de bichos” [no figura en la R.A.E.].
8) –ar: este sufijo, que identifica la forma no verbal de infinitivo, se ha utilizado para crear formas verbales sobre sustantivos, como en pulpear, “pescar pulpos” [no figura en la R.A.E.]; castear, “cruzar razas de gallos de pelea con gallinas seleccionadas para obtener buenos animales” [no figura en la R.A.E.].
En otros casos, al margen de los arriba mencionados, puede suceder que una misma forma se corresponda a significados distintos en el español de Canarias y en el español estándar, debido a haber sufrido procesos de derivación sobre acepciones distintas de esa voz: así, garrapatear, “hacer garrapatos”, en el español estándar, significa en el español de Canarias “mover violentamente las piernas, dar patadas en el suelo”; lo mismo puede decirse de barquillo, cuyo significado en el español estándar es “hoja delgada de pasta hecha con harina sin levadura y azúcar o miel...recibía en otro tiempo figura convexa o de barco...”; en el español de Canarias significa “pequeña embarcación idónea para pescar cerca de la costa”.
* De origen general por composición:
Se trata de palabras que resultan de la unión de dos palabras independientes. Las combinaciones posibles son las siguientes:
1) Sustantivo-adjetivo: como en collalbo, “que tiene el cuello de color distinto al cuerpo. Dicho de los pájaros. Que tiene un color más oscuro en la parte posterior que en el resto del cuerpo. Dicho de las cabras” [no figura en la R.A.E.]; peliclaro, “se dice de la oveja que tiene el pelo claro” [no figura en la R.A.E., ni en el Diccionario diferencial].
2) Sustantivo-sustantivo: como en raboburro, “hierba silvestre que produce una pequeña espiga que se adhiere fácilmente a la ropa” [en algunos diccionarios figura de forma analítica, rabo de burro] [no figura en la R.A.E.]; barracama, “especie de cama desarmable” [no figura en la R.A.E.].
3) Verbo-sustantivo: como matabichos, “Tf., insectiva; GC., triunfo de gran valor en el juego del envite que sirve para matar a los bichos” [no figura en la R.A.E.]; tapaluz, “contraventana” [no figura en la R.A.E.].
4) Preposición-verbo: como en reguisar, “guisar mucho una cosa, recocer” [no figura en la R.A.E.]; embisagrar, “poner bisagras” [no figura en la R.A.E.].
* De origen general por simplificación:
Se trata de palabras que parecen proceder de reducciones de sintagmas complejos, de manera que se sintetizan en una sola palabra estas combinaciones. Así, de “día de finados [día de difuntos]” surgiría finados; o gordo sería “persona adinerada e influyente”, procedente, seguramente, de la expresión “pez gordo”, “persona importante en cualquier aspecto”.
* De origen general por desplazamiento metonímico:
Estamos ante un grupo de palabras que se especializan en el español de Canarias para referirse a realidades similares o contiguas a los referentes de los signos en el español estándar. De este modo, tea, “madera resinosa que se extrae del corazón del pino canario. Es muy resistente e inatacable por la carcoma”, es definida por el diccionario de la R.A.E. como “astilla o raja de madera muy impregnada en resina, y que, encendida, alumbra como un hacha”. Estos desplazamientos metonímicos se han limitado, en ocasiones, a una mera reducción del campo referencial de la palabra, como en fruta, “fruto de la higuera”, frente al español estándar “fruto comestible de ciertas plantas cultivadas, como la pera, guinda, fresa, etc.”. En otros casos, el cambio referencial ha sido más notable o radical, como baladrón, “granuja, canalla, sinvergüenza”, en Canarias, frente a la definición académica “fanfarrón y hablador que, siendo cobarde, blasona de valiente”; releje, “resabio, sabor desagradable que deja una cosa, mal gusto”, frente al estándar “sarro que cría en los labios o en la boca” [segunda acepción de R.A.E.].
* De origen general por aplicación metafórica:
Estaríamos ante, sencillamente, ante el uso metafórico de algunas voces, como es el caso de potala, “persona pesada” [R.A.E., “piedra que, atada a la extremidad de un cabo, sirve para hacer fondear los botes o embarcaciones menores”]; remendar, “curar momentáneamente de una dolencia” [R.A.E., “reforzar con remiendo lo que está viejo o roto, especialmente la ropa”].
* De origen general por cambio formal: Algunos autores incorporan aquí un conjunto de voces resultado de una variación de la forma de la palabra original del español estándar. Cabría, sin duda, aquí la discusión fundada respecto a si estamos ante vulgarismos o, sin más, meros errores del hablante, ya que los ejemplos que se aducen aquí implican un cambio del significante más que sospechoso de vulgarismo, sin que se vea alterado el significado. Así, se proponen como canarismos palabras como cabresto, de cabestro; pea, de apea; o rezumir, de rezumar. Siguiendo esta peculiar vía interpretativa encontramos clasificaciones de estos fenómenos como la siguiente: a) reducción del cuerpo fónico de la palabra originaria, bien por aféresis [supresión de algún fonema al inicio de palabra] (como asquilla, de basquilla, R.A.E., “enfermedad que padece el ganado lanar por abundancia de sangre”), bien por síncopa [supresión de uno o más fonemas dentro de un vocablo] (como calabrada, de calaverada, R.A.E., “acción propia de hombre de poco juicio o libertino”), bien por apócope [supresión de algún fonema al final de un vocablo] (como cuca, de cucaracha, R.A.E., “insecto ortóptero,...).
b) Ampliación del cuerpo fónico de la palabra originaria, bien por prótesis [adición de algún fonema al comienzo de un vocablo] (como en almejillón, de mejillón, R.A.E., “molusco lamelibranquio marino...), bien por epéntesis [adición de algún fonema en el interior de una palabra] (como escabriosa, de escabiosa, R.A.E., “planta herbácea, vivaz, de la familia de las dipsacáceas...).
c) Metátesis1 de algún constituyente del cuerpo fónico de la palabra originaria, como esclimar, de esquilmar, R.A.E., “coger el fruto de las haciendas, heredades y ganados; menoscabar, agotar una fuente de riqueza...”; jerrón, de rejón, R.A.E., “barra de hierro cortante que remata en punta; especie de puñal”; cailer, de cairel, R.A.E., “guarnición que queda colgando a los extremos de algunas ropas, a modo de fleco”.
d) Alternancia fónica de las consonantes líquidas /r/ y /l/: así, capilota (“se dice de la cabra con la cabeza y el cuello de color distinto que el resto del cuerpo”), de capirote (R.A.E. “dícese de la res vacuna que tiene la cabeza de distinto color que el cuerpo”); breo, de bledo, R.A.E. “planta anual de la familia de las quenopodiáceas, de tallos rastreros...”.
e) Cambio de timbre en algunas vocales, como en rozón, de rezón, R.A.E., “ancla pequeña, de cuatro uñas y sin cepo, que sirve para embarcaciones menores”.
f) Cambio de abertura de algunas vocales, como en machinal, de mechinal, R.A.E., “agujero cuadrado que se deja en las paredes cuando se fabrica un edificio, para meter en él un palo horizontal del andamio”.

Canarismos originados en voces hispánicas dialectales.-

Estaríamos ante palabras que proceden de distintos ámbitos dialectales y que se han asentado en el español de Canarias, en ocasiones sin variación alguna, en ocasiones sufriendo variaciones en su forma o en su sentido.
* De origen andaluz:
Se trata de un reducido grupo de palabras que incorporaron los andaluces que trajeron el español a las islas. Pueden dividirse en tres ámbitos referenciales: a) relacionados con las actividades agrícolas y ganaderas, como ajullar, “espantar, ahuyentar con voces y alharacas a los animales, especialmente a las gallinas” [no figura en la R.A.E.]; grillota, “cencerro boquiancho” [no figura en la R.A.E.]; barcina, “saco de red de esparto (para transporte en el camello)” [la R.A.E. lo localiza en Andalucía y México]; pescola, “parte extrema de un terreno de labranza, pequeña y estrecha” [la R.A.E. lo localiza en Andalucía]; garceta, “correa que se pone en el cuerno de una res con el fin de conducirla”.
b) Las actividades marineras: bocinegro, “pez teleósteo…” [en la R.A.E. figura como canarismo]; anises, “piedrecillas blancas de superficie rugosa que se encuentra en algunos fondos marinos”; barquinazo, “bandazo, tumbo, especialmente el del barco” [significado igual en la R.A.E., pero aplicado a un carruaje].
c) Las actividades domésticas y familiares: cuadrado, “grande y fuerte” [no figura en la R.A.E. esta acepción, aunque es común en el lenguaje familiar]; encasquetarse, “introducirse uno en alguna parte de forma extemporánea o inopinadamente” [la R.A.E. lo localiza en Andalucía]; desmanguillado, “alto y flaco, desgarbado, de figura poco airosa” [no figura en la R.A.E.]; jerimiquear, “lloriquear, gimotear” [la R.A.E. lo localiza en Andalucía y América, con la forma jeremiquear]; embelesarse, “adormilarse, dormirse a medias” [no figura en la R.A.E.].
* De origen americano:
La mayor parte de las voces que vamos a considerar en este apartado tienen su origen en la zona caribeña y parecen haber sido introducidos por aquellos que emigraron a estas zonas y luego regresaron temporal o definitivamente a las islas. Pueden proceder de lenguas precolombinas o ser voces originadas en América y que de este continente pasan a las islas. Afectan a todos los ámbitos de la realidad y podríamos clasificarlos en 1) antiguos (siglos XVI y XVII), como papa, (del quechua “papa”) “patata”; beringuear, (también belinguear) “andar en fiestas o distracciones sin preocuparse por otra cosa” [no figura en la R.A.E.]; macana, (del arahuaco) “palo, especialmente corto y grueso, de madera dura”; guataca, (del arahuaco) “azada corta para cavar la tierra”; güiro, (del arahuaco) “enredo amoroso” [no figura en la R.A.E. con este significado]; pedregal, “pez limón, pez de cuerpo alargado, de hasta dos metros…”[no figura en la R.A.E.].
2) Recientes (siglo XX): como fotingo (de Ford más el sufijo despectivo –ingo), “coche viejo, muy usado y algo destartalado” [no figura en la R.A.E.]; guagua, (pos. traída de Cuba), “autobús”; boncho, (del inglés bunch, manojo, pandilla) fiesta diversión (a Canarias llega desde Venezuela) [no figura en la R.A.E.]; atorrante, “vagabundo, haragán, holgazán” [figura en la R.A.E. con el mismo significado; lo localiza en distintos países hispanoamericanos]; pibe, (localizado en Argentina y Uruguay, de pebete y éste del catalán pevet) “muchacho, adolescente” [figura en la R.A.E.]; guachimán (del inglés watchman), “vigilante, guardián” [figura en la R.A.E.]; gandola, “camión grande y largo, especialmente el que lleva remolque” [figura en la R.A.E.].

Canarismos originados en voces hispánicas antiguas.-

Aquí consideraremos aquellas voces que proceden del español que se instalón en las islas en torno al siglo XV, voces que se han conservado en el español de Canarias, pero que han desaparecido del español estándar. Se localizan sobre todo en el ámbito doméstico y familiar. Así, aguciar, “azuzar, excitar, especialmente a un animal” [R.A.E., desus. “acuciar”]; atontecer, “aturdir” [R.A.E., desus. “atontar”]; bezo, “labio” [figura en la R.A.E. con el mismo significado]; bernegal, “vasija grande para contener el agua que destila el filtro” [figura en la R.A.E. con el mismo significado]; cadenado, “candado” (figura como arcaísmo) [R.A.E., desus.]; correr, “expulsar a alguien sin miramientos, despedir” [R.A.E. acepción 28, “despedir”]; droga, (figura como arcaísmo), “deuda, dinero que se debe” [R.A.E., acepción 4, can. Am. Meridional, mex.]; monifato, “muñeco, monigote” [no figura en la R.A.E.]; sardinel, “peldaño ante la puerta” [R.A.E., andalucismo]; tabardillo, “insolación, ardor de estómago por comer fruta caliente” [figura en la R.A.E. con el mismo significado].

Palabras de origen no hispánico.-

Consideraremos aquí voces que el español de Canarias ha tomado de lenguas ajenas al español y que han sufrido un proceso de adaptación fónico o semántico. De acuerdo con la lengua original, encontramos los siguientes grupos:

Guanchismos.-

Aquí localizaremos todas aquellas palabras procedentes de las lenguas de sustrato, es decir, de las lenguas existentes antes de la adopción del español (en torno al siglo XV). De estas lenguas no sabemos gran cosa. Parece ser que pertenecerían al tronco camita-bereber, pero al no haber conocido la escritura, los testimonios que de ellas tenemos se limitan a las alusiones a algunos términos que recogieron los cronistas de la época y los topónimos. Podemos organizar este caudal léxico en seis subgrupos: a) de la ganadería, como gambuesa, “corral donde se recoge el ganado de noche” [no figura en la R.A.E.]; jaira, “cabra, especialmente la joven y doméstica” [no figura en la R.A.E.]; baifo, “cría de la cabra” [en la R.A.E. lo mismo]; beletén, “calostro, primera leche que dan las hembras después de parir” [no figura en la R.A.E.]; goro, “pequeño lugar cercado de piedras, casi siempre de forma circular; diversos usos, pero especialmente para encerrar cerdos” [no figura en la R.A.E.].
b) De la flora: como tajinaste, “nombre genérico con el que se conocen varias plantas o arbustos de la familia de Echium” [no figura en la R.A.E.]; tabaiba, “nombre genérico de varias plantas de la familia de las euforbiáceas, de madera muy ligera y poco porosa” [en la R.A.E. lo mismo]; taferte, “matacandil, planta herbácea de la familia de las crucíferas...” [no figura en la R.A.E.].
c) De la fauna: como guirre, “alimoche” [en la R.A.E. lo mismo]; perinquén, “salamanquesa” [en la R.A.E. lo mismo]; tamasma, “aguzanieves, pájaro de unos ocho cms., sin incluir la cola, que tiene otro tanto” [no figura en la R.A.E.].
d) De la vida doméstica: como tofio, “vasija de barro con pico; se usa para recoger la leche de ordeño” [no figura en la R.A.E.]; amolán, “mantequilla hecha de leche de cabra u ovejas” [no figura en la R.A.E.]; tabajoste, “vasija de barro usada para recoger la leche de ordeño” [no figura en la R.A.E.]; gánigo, “cazuela de barro de dimensiones variables, aunque lo más habitual es que sea poco mayor que una taza y tenga la forma de un barreño” [no figura en la R.A.E.].
e) De la cultura propiamente guanche: como harimaguada, “entre los indígenas, sacerdotisa, mujer virgen dedicada al culto de los dioses” [no figura en la R.A.E.]; mencey, “entre los guanches, rey” [no figura en la R.A.E.]; banot, “lanza arrojadiza de tea, endurecida al fuego; palo que se utiliza en el juego del palo y el juego mismo” [no figura en la R.A.E.]; tabona, “piedra obsidiana con la que hacían los guanches sus objetos cortantes” [no figura en la R.A.E.].
f) De la toponimia: como Tuineje, Icod, Teide, Taburiente, Gando, Gomera, Timanfaya, Garajonay, Teror, Telde, Timanfaya, etc.

Galicismos.-

El origen de la asunción de estas voces por el español de Canarias habría que localizarlo en torno al siglo XV, procedente del francés de los normandos establecidos en las islas con Jean de Bethencourt. Son pocos los testimonios dejados por esta lengua: mareta, “charco cercano a la orilla del mar; pequeño depósito de agua” [en la R.A.E. con sentido diferente, derivado de “marea”]; malpaís, “terreno de lava, especialmente el que es de constitución antigua” [en la R.A.E. aparece como sinónimo de “karst”, un tipo de paisaje accidentado originado por erosión química]; cardón, “planta euforbiácea, sin hojas, de tallos carnosos de hasta tres metros de altura...” [en la R.A.E. aparece como amer.]; alicaneja, “cinoglosa, planta borracinágea de raíz fusiforme...” [no figura en la R.A.E.]; payete, “bocinegro pequeño (algunos autores lo dan como portuguesismo)” [no figura en la R.A.E.].

Arabismos.-

Los arabismos han llegado al español de Canarias a través de dos vías (dejando siempre al margen la importante presencia de la lengua árabe en el español en general): 1) referido al ámbito del camello y al ámbito familiar (es posible que llegasen a las islas con los esclavos moriscos introducidos en los siglos XV y XVI): como majalulo, “camello joven” [no figura en la R.A.E.]; téfana, “rodilla trasera del camello” [no figura en la R.A.E.]; fuchir, “echarse los animales, esp. el camello” [no figura en la R.A.E.]; tabique, “suero líquido que escurre la cuajada en el expremijo” [no figura en la R.A.E.].
2) Pertenecientes al ámbito familiar y aportadas por los canarios que faenaban en el banco sahariano y por aquellos que vivieron en el Sáhara: como guayete, “niño, muchachuelo” [no figura en la R.A.E.]; jaique, “prenda de vestir de seda; traje de mujer excesivamente ancho y desaliñado” [en la R.A.E., vestido usado por las mujeres árabes (del dialecto marroquí)]; flus, “dinero (del dialecto árabe marroquí)” [no figura en la R.A.E.].
Portuguesismos.-
A lo largo de los siglos XV, XVI y XVII, se establecieron en las islas un gran número de portugueses (agricultores, pescadores, comerciantes, artesanos, etc.) que aportaron un enorme caudal de voces, de carácter popular y dialectal, que recorren todas y cada una de las categorías gramaticales. De este modo, encontramos sustantivos como bagazo, “residuo de la caña de azúcar una vez exprimida; residuo de la uva” [significado similar en la R.A.E.]; burgao, “caracol marino pequeño” [no figura en la R.A.E.]; jeito, “torcedura, esguince” [no figura en la R.A.E. con este significado]. Adjetivos como devaso, “perezoso, holgazán” [no figura en la R.A.E.]; peco, “que no alcanza su debido desarrollo y se marchita y arruga sin llegar a sazón” [no figura en la R.A.E.]; ferrugento, “herrumbroso” [no figura en la R.A.E.]. Verbos como margullar, “nadar bajo el agua” [no figura en la R.A.E.]; empurrar, “meter, encajar, clavar; empujar a una persona por la cabeza o el cuello de modo que dé insistentemente con la cara en algún sitio” [figura en la R.A.E. como canarismo: empurrarse, “hundir u ocultar la cara por disgusto”]; arrefañar, “rebañar, arramblar” [no figura en la R.A.E.]. Adverbios como rente, “junto, a ras” [no figura en la R.A.E.].
En lo que se refiere a los ámbitos en los que nos podemos encontrar con portuguesismos, serían los siguientes: 1) Agricultura: así, alhorra, “tizón, hongo parásito de los cereales, esp. del trigo” [igual en la R.A.E., aparece como canarismo]; cancil, “cada uno de los palos verticales del yugo” [no figura en la R.A.E.]; canga, “yugo de pescuezo para dos animales” [similar en la R.A.E., que lo hace derivar del celta]; valuto/ baluto, “terreno improductivo” [no figura en la R.A.E.].
2) Ganadería: así, bosta, “excremento del ganado vacuno” [igual en la R.A.E.]; guicio, “cascabel, cencerro pequeño” [no figura en la R.A.E.].
3) Ámbito marinero: como capillo, “parte de la roda que sobresale por encima de la borda” [esta acepción no figura en la R.A.E.]; leito, “cubierta de proa y popa del bote de pesca” [no figura en la R.A.E.]; marullo, “ola, esp. la grande” [igual en la R.A..E.]; ratón, “especie de raya marina” [no figura en la R.A.E.]; engodo, “cebo que se arroja al agua para atraer a los peces” [no figura en la R.A.E.].
4) Ámbito doméstico: como balayo, “cesta de diversas formas, generalmente plana, sin asas y hecha de paja o de mimbre” [significado similar en la R.A.E.; aparece como canarismo]; borrallo, “rescoldo” [no figura en la R.A.E.]; conduto, “comida mejor y más sabrosa, con la que se acompaña la comida básica” [no figura en la R.A.E.]; espirrar, “estornudar” [no figura en la R.A.E.]; fechar, “cerrar, encajando totalmente” [esta acepción no figura en la R.A.E.]; talla, “tinaja chata que recoge el agua filtrada” [en la R.A.E. “talla 2” figura como canarismo].
Anglicismos.-
Estas palabras proceden de los comerciantes ingleses establecidos en las islas en los siglos XIX y XX, así como de los turistas que hasta hoy en día visitan las islas. Por ejemplo, chinegua o quinegua, de “King Edward”, se trata de una papa de importanción[no figura en la R.A.E.]; queque, de “cake”, “bizcocho con frutas secas en la masa” [no figura en la R.A.E.]; linsai o insay de “in side”, “espacio interior del barco de pesca, entre el banco de popa y el de proa, donde se almacena el pescado capturado” [no figura en la R.A.E.]; choni, de “Johnny”, “turista nórdico, en general” [no figura en la R.A.E.]; guanijai, de “one haig”, “copa de cualquier bebida alcohólica” [no figura en la R.A.E.]; chercha o cherche, de “church”, “parte del cementerio destinada a los no católicos”.





1 Cambio de lugar de algún fonema en una palabra.

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