Una forma de aproximación
a este aspecto del español de Canarias bien pudiera ser la división
en dos grandes bloques de términos de acuerdo con su origen. Así,
consideraremos un primer grupo de palabras de origen hispano y un
segundo grupo de elementos procedentes de lenguas ajenas (canarismos
de raíz extranjera o de préstamo).
Palabras
de origen español.-
Estas palabras deben
considerarse desde diversos aspectos ya que se han desarrollado a
partir de distintos procedimientos, como pudieran ser voces que han
resultado de evoluciones espontáneas, desarrollos gramaticales o
restricciones o ampliaciones de ámbito geográfico de términos
existentes en la lengua española general. Así, alegar, que
en el español estándar significa “citar, traer uno a favor de su
propósito, como prueba, disculpa o defensa, algún hecho, dicho,
ejemplo, etc.” (primera acepción); en la acepción cuarta se da
como canarismo y americanismo “disputar, altercar”. Más
exactamente, en Canarias podría decirse que significa “hablar,
conversar, charlar; murmurar, criticar; platicar sin objeto
determinado y por mero pasatiempo”.
Dentro de este primer
grupo que aquí estamos comentando podrían hacerse, a su vez, dos
subgrupos: el primero de palabras que tienen su origen en voces
generales del idioma; y el segundo de aquellas que lo tienen en voces
hispánicas dialectales.
Canarismos
originados en voces generales del español.-
Se trataría aquí de
elementos resultado del desarrollo de posibilidades fónicas,
morfosintácticas o semánticas del sistema. Desgranando en distintas
clases estos canarismos podríamos distinguir:
* De origen general
por derivación:
Estamos ante palabras
que han resultado de ampliaciones o restricciones morfológicas de
voces panhispánicas. Los sufijos más utilizados son los siguientes:
-1)
–ero: desarrolla, entre otros, los siguientes
significados: a) sentido agentivo, como en barajera,
“mujer que hace adivinaciones mediante las cartas de la baraja”
[no figura en la R.A.E.]; acequiero/a, “persona que
distribuye y vigila las aguas de riego” [significado similar en la
R.A.E.]; b) sentido instrumental, como en lapero,
“especie de espátula usada para desprender las lapas de las rocas”
[no figura en la R.A.E.]; salemera, “red para la pesca de
salemas” [no figura en la R.A.E.]; c) sentido espacial, como
en pesquero, “lugar donde se puede hacer una buena pesca”
[en la R.A.E. aparece como adjetivo, solamente]; cochinera,
“pocilga, establo de cerdos” [en la R.A.E. aparece como adjetivo,
solamente]; d) sentido de planta o árbol frutal, como en
naranjero o manzanero, “árboles que producen
naranjas [R.A.E., en algunas partes] y manzanas [R.A.E., Ecuador],
respectivamente”; e) sentido aumentativo, como en pleitera,
“pleitos y peleas continuas” [no figura en la R.A.E.]; brisero,
“brisa continuada y algo fuerte” [no figura en la R.A.E.]; f)
sentido adjetivo, como en burletero, “burlón” [no
figura en la R.A.E.]; invernera, “de invierno (así “papa
invernera”)” [no figura en la R.A.E.].
2)
–illo e –ito: de modo
general se utilizan para aplicar nombres generales de accidentes de
terreno a referentes de menor envergadura, como en barranquillo,
“se aplica a los barrancos que no nacen en las cumbres de las
islas” [no figura en la R.A.E.]; puntilla, “pequeña
lengua de tierra que penetra en el mar” [no figura en la R.A.E.
esta acepción]; también se utilizan estos sufijos diminutivos para
referirse a algunas especies botánicas que presentan cierto parecido
morfológico con sus designaciones habituales, como en batatilla,
“helecho silvestre, de frondes anuales, verdes, que se cría
espontáneamente en los terrenos altos, pedregosos, ...” [no figura
en la R.A.E.]; lentejilla, “planta leguminosa, parecida a la
arveja (guisante), pero de grano más pequeño que se cría entre los
sembrados” [no figura en la R.A.E.].
3)
–ón: este sufijo ha desarrollado diversos
sentidos contextuales: a) aumento del tamaño de lo designado
por el término primitivo, como bizcochón, “masa compuesta
de la flor de la harina, huevos y azúcar que se cuecen al horno en
un molde cilíndrico” [no figura en la R.A.E.]; palometón,
“variedad de palometa grande” [no figura en la R.A.E.]; b)
superlativización de cualidades, como fragilón,
“tonto, idiota” [no figura en la R.A.E.]; c) adjetivación de
sustantivos y verbos, como en bembón, “con los labios
muy pronunciados y gruesos” [asignado en la R.A.E. a algunos países
hispanoamericanos]; topón, “topador, que topa” [no figura
en la R.A.E.].
4)
–azo: este sufijo aumentativo se ha utilizado en
los siguientes sentidos: a) el de golpe dado con algún
objeto, como en sogazo, “golpe dado con una soga a modo de
látigo” [no figura en la R.A.E.]; rastrillazo, “golpe
fuerte” [no figura en la R.A.E.]; b)el de acción realizada con,
como en potalazo, “acción de fondear con la potala” [no
figura en la R.A.E.].
5)
–ada: este sufijo lo encontramos en palabras que
desarrollan las siguientes orientaciones de sentido: a) designa la
acción propuesta por el infinitivo del que deriva, como en
frenada, “frenazo, acción de frenar bruscamente”
[acepción similar en la R.A.E.]; ordeñada, “acción de
ordeñar” [no figura en la R.A.E.; el equivalente sería ordeño];
b) cantidad que contiene lo designado por la palabra de la que
deriva, como en pesebrada, “porción de comida que se
pone en el pesebre” [no figura en la R.A.E.]; talegada,
“abundancia, gran cantidad de cosas, y especialmente de dinero”
[en la R.A.E., lo que cabe en una talega, saco o bolsa]; c) grupo
de elementos como el designao por la palabra origen, como en
camellada, “manada o grupo de camellos” [no figura en la
R.A.E.]; d) cosa hecha con lo designado por la raíz, como en
garbanzada, “plato de carne con garbanzos y papas” [no
figura en la R.A.E.]; potajada, “comida abundante en potaje”
[no figura en la R.A.E.]; e) cosa propia del elemento designado
por la raíz, como en maletada, “cosa propia de un
maleta” [no figura en la R.A.E.].
6)
–dor: con este sufijo encontramos las siguientes
oorientaciones de sentido: a) sentido agentivo, como en
marcador, “persona que marca los racimos de plátanos
maduros que se deben cortar de la platanera” [no figura en la
R.A.E. con este significado]; rematador, “persona que
realiza trabajos de construcción a un precio previamente acordado”
[no figura en la R.A.E. con este significado]; b) sentido
instrumental, como en desgranador, “instrumento,
generalmente de madera, en forma de cuña y de unos ocho centímetros
de longitud, que se empleaba para desgranar las mazorcas de maíz”
[significado similar en la R.A.E., pero sin concretar respecto a qué
producto agrícola]; indicador, “intermitente del automóvil”
[significado similar en la R.A.E., pero sin concretar respecto a
qué].
7)
–uso, -udo, -ento: encontramos estos sufijos en
palabras como ideoso, “se registra también en Murcia como
“rencoroso, malintencionado” y en América como “venático,
caprichoso, maniático”; también aparece en otros textos definido
como “tracista, dado a ardides y engaños” [no figura en la
R.A.E.]; paletudo, “que tiene los incisivos muy grandes”
[no figura en la R.A.E.]; bichento, “podrido, lleno de
bichos” [no figura en la R.A.E.].
8)
–ar: este sufijo, que identifica la forma no
verbal de infinitivo, se ha utilizado para crear formas verbales
sobre sustantivos, como en pulpear, “pescar pulpos” [no
figura en la R.A.E.]; castear, “cruzar razas de gallos de
pelea con gallinas seleccionadas para obtener buenos animales” [no
figura en la R.A.E.].
En
otros casos, al margen de los arriba mencionados, puede suceder que
una misma forma se corresponda a significados distintos en el español
de Canarias y en el español estándar, debido a haber sufrido
procesos de derivación sobre acepciones distintas de esa voz: así,
garrapatear, “hacer garrapatos”, en el español estándar,
significa en el español de Canarias “mover violentamente las
piernas, dar patadas en el suelo”; lo mismo puede decirse de
barquillo, cuyo significado en el español estándar es “hoja
delgada de pasta hecha con harina sin levadura y azúcar o
miel...recibía en otro tiempo figura convexa o de barco...”; en el
español de Canarias significa “pequeña embarcación idónea para
pescar cerca de la costa”.
*
De origen general por composición:
Se
trata de palabras que resultan de la unión de dos palabras
independientes. Las combinaciones posibles son las siguientes:
1)
Sustantivo-adjetivo: como en collalbo, “que tiene el
cuello de color distinto al cuerpo. Dicho de los pájaros. Que tiene
un color más oscuro en la parte posterior que en el resto del
cuerpo. Dicho de las cabras” [no figura en la R.A.E.]; peliclaro,
“se dice de la oveja que tiene el pelo claro” [no figura en la
R.A.E., ni en el Diccionario diferencial].
2)
Sustantivo-sustantivo: como en raboburro, “hierba
silvestre que produce una pequeña espiga que se adhiere fácilmente
a la ropa” [en algunos diccionarios figura de forma analítica,
rabo de burro] [no figura en la R.A.E.]; barracama,
“especie de cama desarmable” [no figura en la R.A.E.].
3)
Verbo-sustantivo: como matabichos, “Tf., insectiva;
GC., triunfo de gran valor en el juego del envite que sirve para
matar a los bichos” [no figura en la R.A.E.]; tapaluz,
“contraventana” [no figura en la R.A.E.].
4)
Preposición-verbo: como en reguisar, “guisar
mucho una cosa, recocer” [no figura en la R.A.E.]; embisagrar,
“poner bisagras” [no figura en la R.A.E.].
*
De origen general por simplificación:
Se
trata de palabras que parecen proceder de reducciones de sintagmas
complejos, de manera que se sintetizan en una sola palabra estas
combinaciones. Así, de “día de finados [día de difuntos]”
surgiría finados; o gordo sería “persona adinerada
e influyente”, procedente, seguramente, de la expresión “pez
gordo”, “persona importante en cualquier aspecto”.
*
De origen general por desplazamiento metonímico:
Estamos
ante un grupo de palabras que se especializan en el español de
Canarias para referirse a realidades similares o contiguas a los
referentes de los signos en el español estándar. De este modo, tea,
“madera resinosa que se extrae del corazón del pino canario. Es
muy resistente e inatacable por la carcoma”, es definida por el
diccionario de la R.A.E. como “astilla o raja de madera muy
impregnada en resina, y que, encendida, alumbra como un hacha”.
Estos desplazamientos metonímicos se han limitado, en ocasiones, a
una mera reducción del campo referencial de la palabra, como en
fruta, “fruto de la higuera”, frente al español estándar
“fruto comestible de ciertas plantas cultivadas, como la pera,
guinda, fresa, etc.”. En otros casos, el cambio referencial ha sido
más notable o radical, como baladrón, “granuja, canalla,
sinvergüenza”, en Canarias, frente a la definición académica
“fanfarrón y hablador que, siendo cobarde, blasona de valiente”;
releje, “resabio, sabor desagradable que deja una cosa, mal
gusto”, frente al estándar “sarro que cría en los labios o en
la boca” [segunda acepción de R.A.E.].
*
De origen general por aplicación metafórica:
Estaríamos
ante, sencillamente, ante el uso metafórico de algunas voces, como
es el caso de potala, “persona pesada” [R.A.E., “piedra
que, atada a la extremidad de un cabo, sirve para hacer fondear los
botes o embarcaciones menores”]; remendar, “curar
momentáneamente de una dolencia” [R.A.E., “reforzar con remiendo
lo que está viejo o roto, especialmente la ropa”].
*
De origen general por cambio formal: Algunos autores incorporan
aquí un conjunto de voces resultado de una variación de la forma de
la palabra original del español estándar. Cabría, sin duda, aquí
la discusión fundada respecto a si estamos ante vulgarismos o, sin
más, meros errores del hablante, ya que los ejemplos que se aducen
aquí implican un cambio del significante más que sospechoso de
vulgarismo, sin que se vea alterado el significado. Así, se proponen
como canarismos palabras como cabresto, de cabestro;
pea, de apea; o rezumir, de rezumar.
Siguiendo esta peculiar vía interpretativa encontramos
clasificaciones de estos fenómenos como la siguiente: a) reducción
del cuerpo fónico de la palabra originaria, bien por aféresis
[supresión de algún fonema al inicio de palabra] (como asquilla,
de basquilla, R.A.E., “enfermedad que padece el ganado lanar
por abundancia de sangre”), bien por síncopa [supresión de uno o
más fonemas dentro de un vocablo] (como calabrada, de
calaverada, R.A.E., “acción propia de hombre de poco juicio
o libertino”), bien por apócope [supresión de algún fonema al
final de un vocablo] (como cuca, de cucaracha, R.A.E.,
“insecto ortóptero,...).
b)
Ampliación del cuerpo fónico de la palabra originaria, bien
por prótesis [adición de algún fonema al comienzo de un vocablo]
(como en almejillón, de mejillón, R.A.E., “molusco
lamelibranquio marino...), bien por epéntesis [adición de algún
fonema en el interior de una palabra] (como escabriosa, de
escabiosa, R.A.E., “planta herbácea, vivaz, de la familia
de las dipsacáceas...).
c)
Metátesis1
de algún constituyente del cuerpo fónico de la palabra
originaria, como esclimar, de esquilmar, R.A.E., “coger
el fruto de las haciendas, heredades y ganados; menoscabar, agotar
una fuente de riqueza...”; jerrón, de rejón,
R.A.E., “barra de hierro cortante que remata en punta; especie de
puñal”; cailer, de cairel, R.A.E., “guarnición
que queda colgando a los extremos de algunas ropas, a modo de fleco”.
d)
Alternancia fónica de las consonantes líquidas /r/ y /l/:
así, capilota (“se dice de la cabra con la cabeza y el
cuello de color distinto que el resto del cuerpo”), de capirote
(R.A.E. “dícese de la res vacuna que tiene la cabeza de distinto
color que el cuerpo”); breo, de bledo, R.A.E. “planta
anual de la familia de las quenopodiáceas, de tallos rastreros...”.
e)
Cambio de timbre en algunas vocales, como en rozón, de
rezón, R.A.E., “ancla pequeña, de cuatro uñas y sin cepo,
que sirve para embarcaciones menores”.
f)
Cambio de abertura de algunas vocales, como en machinal,
de mechinal, R.A.E., “agujero cuadrado que se deja en las
paredes cuando se fabrica un edificio, para meter en él un palo
horizontal del andamio”.
Canarismos originados en voces hispánicas dialectales.-
Estaríamos
ante palabras que proceden de distintos ámbitos dialectales y que se
han asentado en el español de Canarias, en ocasiones sin variación
alguna, en ocasiones sufriendo variaciones en su forma o en su
sentido.
*
De origen andaluz:
Se
trata de un reducido grupo de palabras que incorporaron los andaluces
que trajeron el español a las islas. Pueden dividirse en tres
ámbitos referenciales: a) relacionados con las actividades
agrícolas y ganaderas, como ajullar, “espantar,
ahuyentar con voces y alharacas a los animales, especialmente a las
gallinas” [no figura en la R.A.E.]; grillota, “cencerro
boquiancho” [no figura en la R.A.E.]; barcina, “saco de
red de esparto (para transporte en el camello)” [la R.A.E. lo
localiza en Andalucía y México]; pescola, “parte extrema
de un terreno de labranza, pequeña y estrecha” [la R.A.E. lo
localiza en Andalucía]; garceta, “correa que se pone en el
cuerno de una res con el fin de conducirla”.
b)
Las actividades marineras: bocinegro, “pez
teleósteo…” [en la R.A.E. figura como canarismo]; anises,
“piedrecillas blancas de superficie rugosa que se encuentra en
algunos fondos marinos”; barquinazo, “bandazo, tumbo,
especialmente el del barco” [significado igual en la R.A.E., pero
aplicado a un carruaje].
c)
Las actividades domésticas y familiares: cuadrado,
“grande y fuerte” [no figura en la R.A.E. esta acepción, aunque
es común en el lenguaje familiar]; encasquetarse,
“introducirse uno en alguna parte de forma extemporánea o
inopinadamente” [la R.A.E. lo localiza en Andalucía];
desmanguillado, “alto y flaco, desgarbado, de figura poco
airosa” [no figura en la R.A.E.]; jerimiquear, “lloriquear,
gimotear” [la R.A.E. lo localiza en Andalucía y América, con la
forma jeremiquear]; embelesarse, “adormilarse,
dormirse a medias” [no figura en la R.A.E.].
*
De origen americano:
La
mayor parte de las voces que vamos a considerar en este apartado
tienen su origen en la zona caribeña y parecen haber sido
introducidos por aquellos que emigraron a estas zonas y luego
regresaron temporal o definitivamente a las islas. Pueden proceder de
lenguas precolombinas o ser voces originadas en América y que de
este continente pasan a las islas. Afectan a todos los ámbitos de la
realidad y podríamos clasificarlos en 1) antiguos (siglos XVI
y XVII), como papa, (del quechua “papa”) “patata”;
beringuear, (también belinguear) “andar en fiestas o
distracciones sin preocuparse por otra cosa” [no figura en la
R.A.E.]; macana, (del arahuaco) “palo, especialmente corto y
grueso, de madera dura”; guataca, (del arahuaco) “azada
corta para cavar la tierra”; güiro, (del arahuaco) “enredo
amoroso” [no figura en la R.A.E. con este significado]; pedregal,
“pez limón, pez de cuerpo alargado, de hasta dos metros…”[no
figura en la R.A.E.].
2)
Recientes (siglo XX): como fotingo (de Ford más
el sufijo despectivo –ingo), “coche viejo, muy usado y
algo destartalado” [no figura en la R.A.E.]; guagua, (pos.
traída de Cuba), “autobús”; boncho, (del inglés bunch,
manojo, pandilla) fiesta diversión (a Canarias llega desde
Venezuela) [no figura en la R.A.E.]; atorrante, “vagabundo,
haragán, holgazán” [figura en la R.A.E. con el mismo significado;
lo localiza en distintos países hispanoamericanos]; pibe,
(localizado en Argentina y Uruguay, de pebete y éste del
catalán pevet) “muchacho, adolescente” [figura en la
R.A.E.]; guachimán (del inglés watchman), “vigilante,
guardián” [figura en la R.A.E.]; gandola, “camión grande
y largo, especialmente el que lleva remolque” [figura en la
R.A.E.].
Canarismos originados en voces hispánicas antiguas.-
Aquí consideraremos
aquellas voces que proceden del español que se instalón en las
islas en torno al siglo XV, voces que se han conservado en el español
de Canarias, pero que han desaparecido del español estándar. Se
localizan sobre todo en el ámbito doméstico y familiar. Así,
aguciar, “azuzar, excitar, especialmente a un animal”
[R.A.E., desus. “acuciar”]; atontecer, “aturdir”
[R.A.E., desus. “atontar”]; bezo, “labio” [figura en
la R.A.E. con el mismo significado]; bernegal, “vasija
grande para contener el agua que destila el filtro” [figura en la
R.A.E. con el mismo significado]; cadenado, “candado”
(figura como arcaísmo) [R.A.E., desus.]; correr, “expulsar
a alguien sin miramientos, despedir” [R.A.E. acepción 28,
“despedir”]; droga, (figura como arcaísmo), “deuda,
dinero que se debe” [R.A.E., acepción 4, can. Am. Meridional,
mex.]; monifato, “muñeco, monigote” [no figura en la
R.A.E.]; sardinel, “peldaño ante la puerta” [R.A.E.,
andalucismo]; tabardillo, “insolación, ardor de estómago
por comer fruta caliente” [figura en la R.A.E. con el mismo
significado].
Palabras de origen no hispánico.-
Consideraremos
aquí voces que el español de Canarias ha tomado de lenguas ajenas
al español y que han sufrido un proceso de adaptación fónico o
semántico. De acuerdo con la lengua original, encontramos los
siguientes grupos:
Guanchismos.-
Aquí localizaremos
todas aquellas palabras procedentes de las lenguas de sustrato, es
decir, de las lenguas existentes antes de la adopción del español
(en torno al siglo XV). De estas lenguas no sabemos gran cosa. Parece
ser que pertenecerían al tronco camita-bereber, pero al no haber
conocido la escritura, los testimonios que de ellas tenemos se
limitan a las alusiones a algunos términos que recogieron los
cronistas de la época y los topónimos. Podemos organizar este
caudal léxico en seis subgrupos: a) de la ganadería, como
gambuesa, “corral donde se recoge el ganado de noche” [no
figura en la R.A.E.]; jaira, “cabra, especialmente la joven
y doméstica” [no figura en la R.A.E.]; baifo, “cría de
la cabra” [en la R.A.E. lo mismo]; beletén, “calostro,
primera leche que dan las hembras después de parir” [no figura en
la R.A.E.]; goro, “pequeño lugar cercado de piedras, casi
siempre de forma circular; diversos usos, pero especialmente para
encerrar cerdos” [no figura en la R.A.E.].
b) De la flora:
como tajinaste, “nombre genérico con el que se conocen
varias plantas o arbustos de la familia de Echium” [no
figura en la R.A.E.]; tabaiba, “nombre genérico de varias
plantas de la familia de las euforbiáceas, de madera muy ligera y
poco porosa” [en la R.A.E. lo mismo]; taferte, “matacandil,
planta herbácea de la familia de las crucíferas...” [no figura en
la R.A.E.].
c) De la fauna:
como guirre, “alimoche” [en la R.A.E. lo mismo];
perinquén, “salamanquesa” [en la R.A.E. lo mismo];
tamasma, “aguzanieves, pájaro de unos ocho cms., sin
incluir la cola, que tiene otro tanto” [no figura en la R.A.E.].
d) De la vida
doméstica: como tofio, “vasija de barro con pico; se
usa para recoger la leche de ordeño” [no figura en la R.A.E.];
amolán, “mantequilla hecha de leche de cabra u ovejas”
[no figura en la R.A.E.]; tabajoste, “vasija de barro usada
para recoger la leche de ordeño” [no figura en la R.A.E.]; gánigo,
“cazuela de barro de dimensiones variables, aunque lo más habitual
es que sea poco mayor que una taza y tenga la forma de un barreño”
[no figura en la R.A.E.].
e) De la cultura
propiamente guanche: como harimaguada, “entre los
indígenas, sacerdotisa, mujer virgen dedicada al culto de los
dioses” [no figura en la R.A.E.]; mencey, “entre los
guanches, rey” [no figura en la R.A.E.]; banot, “lanza
arrojadiza de tea, endurecida al fuego; palo que se utiliza en el
juego del palo y el juego mismo” [no figura en la R.A.E.]; tabona,
“piedra obsidiana con la que hacían los guanches sus objetos
cortantes” [no figura en la R.A.E.].
f) De la toponimia:
como Tuineje, Icod, Teide, Taburiente, Gando, Gomera, Timanfaya,
Garajonay, Teror, Telde, Timanfaya, etc.
Galicismos.-
El origen de la asunción
de estas voces por el español de Canarias habría que localizarlo en
torno al siglo XV, procedente del francés de los normandos
establecidos en las islas con Jean de Bethencourt. Son pocos los
testimonios dejados por esta lengua: mareta, “charco cercano
a la orilla del mar; pequeño depósito de agua” [en la R.A.E. con
sentido diferente, derivado de “marea”]; malpaís,
“terreno de lava, especialmente el que es de constitución antigua”
[en la R.A.E. aparece como sinónimo de “karst”, un tipo de
paisaje accidentado originado por erosión química]; cardón,
“planta euforbiácea, sin hojas, de tallos carnosos de hasta tres
metros de altura...” [en la R.A.E. aparece como amer.]; alicaneja,
“cinoglosa, planta borracinágea de raíz fusiforme...” [no
figura en la R.A.E.]; payete, “bocinegro pequeño (algunos
autores lo dan como portuguesismo)” [no figura en la R.A.E.].
Arabismos.-
Los arabismos han
llegado al español de Canarias a través de dos vías (dejando
siempre al margen la importante presencia de la lengua árabe en el
español en general): 1) referido al ámbito del camello y al
ámbito familiar (es posible que llegasen a las islas con los
esclavos moriscos introducidos en los siglos XV y XVI): como
majalulo, “camello joven” [no figura en la R.A.E.];
téfana, “rodilla trasera del camello” [no figura en la
R.A.E.]; fuchir, “echarse los animales, esp. el camello”
[no figura en la R.A.E.]; tabique, “suero líquido que
escurre la cuajada en el expremijo” [no figura en la R.A.E.].
2) Pertenecientes al
ámbito familiar y aportadas por los canarios que faenaban en el
banco sahariano y por aquellos que vivieron en el Sáhara: como
guayete, “niño, muchachuelo” [no figura en la R.A.E.];
jaique, “prenda de vestir de seda; traje de mujer
excesivamente ancho y desaliñado” [en la R.A.E., vestido usado por
las mujeres árabes (del dialecto marroquí)]; flus, “dinero
(del dialecto árabe marroquí)” [no figura en la R.A.E.].
Portuguesismos.-
A lo largo de los siglos
XV, XVI y XVII, se establecieron en las islas un gran número de
portugueses (agricultores, pescadores, comerciantes, artesanos, etc.)
que aportaron un enorme caudal de voces, de carácter popular y
dialectal, que recorren todas y cada una de las categorías
gramaticales. De este modo, encontramos sustantivos como bagazo,
“residuo de la caña de azúcar una vez exprimida; residuo de la
uva” [significado similar en la R.A.E.]; burgao, “caracol
marino pequeño” [no figura en la R.A.E.]; jeito,
“torcedura, esguince” [no figura en la R.A.E. con este
significado]. Adjetivos como devaso, “perezoso, holgazán”
[no figura en la R.A.E.]; peco, “que no alcanza su debido
desarrollo y se marchita y arruga sin llegar a sazón” [no figura
en la R.A.E.]; ferrugento, “herrumbroso” [no figura en la
R.A.E.]. Verbos como margullar, “nadar bajo el agua” [no
figura en la R.A.E.]; empurrar, “meter, encajar, clavar;
empujar a una persona por la cabeza o el cuello de modo que dé
insistentemente con la cara en algún sitio” [figura en la R.A.E.
como canarismo: empurrarse, “hundir u ocultar la cara por
disgusto”]; arrefañar, “rebañar, arramblar” [no figura
en la R.A.E.]. Adverbios como rente, “junto, a ras” [no
figura en la R.A.E.].
En lo que se refiere a
los ámbitos en los que nos podemos encontrar con portuguesismos,
serían los siguientes: 1) Agricultura: así, alhorra,
“tizón, hongo parásito de los cereales, esp. del trigo” [igual
en la R.A.E., aparece como canarismo]; cancil, “cada uno de
los palos verticales del yugo” [no figura en la R.A.E.]; canga,
“yugo de pescuezo para dos animales” [similar en la R.A.E., que
lo hace derivar del celta]; valuto/ baluto, “terreno
improductivo” [no figura en la R.A.E.].
2) Ganadería:
así, bosta, “excremento del ganado vacuno” [igual en la
R.A.E.]; guicio, “cascabel, cencerro pequeño” [no figura
en la R.A.E.].
3) Ámbito marinero:
como capillo, “parte de la roda que sobresale por encima de
la borda” [esta acepción no figura en la R.A.E.]; leito,
“cubierta de proa y popa del bote de pesca” [no figura en la
R.A.E.]; marullo, “ola, esp. la grande” [igual en la
R.A..E.]; ratón, “especie de raya marina” [no figura en
la R.A.E.]; engodo, “cebo que se arroja al agua para atraer
a los peces” [no figura en la R.A.E.].
4) Ámbito doméstico:
como balayo, “cesta de diversas formas, generalmente plana,
sin asas y hecha de paja o de mimbre” [significado similar en la
R.A.E.; aparece como canarismo]; borrallo, “rescoldo” [no
figura en la R.A.E.]; conduto, “comida mejor y más sabrosa,
con la que se acompaña la comida básica” [no figura en la
R.A.E.]; espirrar, “estornudar” [no figura en la R.A.E.];
fechar, “cerrar, encajando totalmente” [esta acepción no
figura en la R.A.E.]; talla, “tinaja chata que recoge el
agua filtrada” [en la R.A.E. “talla 2” figura como canarismo].
Anglicismos.-
Estas palabras proceden
de los comerciantes ingleses establecidos en las islas en los siglos
XIX y XX, así como de los turistas que hasta hoy en día visitan las
islas. Por ejemplo, chinegua o quinegua, de “King
Edward”, se trata de una papa de importanción[no figura en la
R.A.E.]; queque, de “cake”, “bizcocho con frutas secas
en la masa” [no figura en la R.A.E.]; linsai o insay
de “in side”, “espacio interior del barco de pesca, entre el
banco de popa y el de proa, donde se almacena el pescado capturado”
[no figura en la R.A.E.]; choni, de “Johnny”, “turista
nórdico, en general” [no figura en la R.A.E.]; guanijai, de
“one haig”, “copa de cualquier bebida alcohólica” [no figura
en la R.A.E.]; chercha o cherche, de “church”,
“parte del cementerio destinada a los no católicos”.
1
Cambio de lugar de algún fonema en una palabra.
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